Si por algo es conocida Derbi es por la gran cantidad de motocicletas y éxitos deportivos que siempre han tenido el asfalto como escenario. Sin embargo, también es una marca esencial para entender la evolución de las motos de tierra en España. Posiblemente, llegados a este punto muchos estaréis pensando en los años ochenta y los numerosos campeonatos de España de Motocross ganados por Toni Elías – padre – a lomos de sus Derbi Cross 125/250. Sin embargo, la historia de la marca peleando carreras sobre polvo y barro comienza mucho antes. Concretamente dos décadas más atrás, cuando en 1966 se presentó la Derbi Pirineos como una derivada campera de la exitosa Sport 74.
De esta manera, Derbi no sólo fue una marca exitosa en el mundo de las motos camperas, es que también fue una de las pioneras. Apareciendo el modelo Pirineos sólo unos años después de que Montesa abriera la veda con la presentación de la Brio Cross de 1961. Diseñada por Pedro Pi justo el año en el que se produjo el primer evento deportivo relacionado con el trial en España: el I Trial de Viladrau. A partir de aquí, esta especialidad venida desde el Reino Unido comenzó una evolución exponencial en tierras catalanas, llegando a ser una de las señas del motociclismo ibérico con la llegada de los primeros modelos Montesa, pero también Ossa.
No obstante, a modo de eslabón perdido si se nos permite la expresión está la Derbi Pirineos. Una motocicleta de trial que fue recibida con mirada aviesa por parte de la afición, desconfiando de sus verdaderas aptitudes camperas al venir derivada de un modelo tan unido al asfalto como fue la Derbi Sport 74. No obstante, en el caso de la Montesa anteriormente mencionada venía a ser lo mismo. Pues la Montesa Brio Cross pertenece a la prolífica y exitosa saga de las Brío, evolucionadas desde 1953 hasta 1970 con diversos éxitos en carreras de regularidad. No obstante, acabó haciéndose un hueco entre los más acérrimos al trial, exactamente igual que nuestra protagonista, la cual finalmente ganó buenas opiniones gracias a las bondades de su chasis y suspensión delantera.
Curiosamente, a comienzos de los sesenta gran parte de la prensa especializada pensó que el trial sería una moda pasajera destinada a los más jóvenes. Nada más lejos de la realidad que estaba por venir
Derbi Pirineos, no fue la primera pero sí una de las pioneras
Con su monocilíndrico de 74 centímetros cúbicos, la Derbi 74 se convirtió en una leyenda dentro de los circuitos que vieron los primeros pasos del motociclismo deportivo en España. Así las cosas, adaptarla a la práctica del trial no sería algo sencillo. Para empezar por las suspensiones, las cuales debieron ser cambiadas por otras con mucho más recorrido.
Un dato obvio, siendo desarrolladas en específico para la Derbi Pirineos incorporando una horquilla con puente de refuerzo. En lo referido al motor, la potencia quedaba en 7 CV gestionados a través de un cambio de cuatro marchas. Sin embargo, no se trataba del mismo que el de la versión de asfalto de la cual derivaba.
Evolucionada para el trial, la Derbi Pirineos adaptó su motor a un mejor rendimiento a bajas vueltas. Hecho que se sumó al refuerzo del chasis, pasando de ser de viga central a ser de doble cuna en diferentes evoluciones del modelo. Además, esta motocicleta pionera del trial en España recibió ajustes estéticos muy importantes. Especialmente en lo referido al guardabarros trasero.
Aunque Derbi siempre será recordada por sus éxitos en los circuitos, hay que reconocer cómo supo ver la importancia del trial muy poco después de que lo hiciera Montesa. En ese sentido, no hay duda de que fue una marca pionera en España
En lo referente a su lanzamiento al mercado, curiosamente Derbi – en sintonía con gran parte de la prensa especializada del momento – pensó que motocicletas como ésta sólo serían una moda. Algo pasajero destinado a un público joven encaprichado con aquellos aires llegados desde la campiña inglesa, creyendo imposible que alguien se comprase un modelo cuya especialización era el rodar por campo en vez de hacerlo por asfalto. Obviamente, el tiempo dio la razón a los pioneros del trial y las marcas tuvieron que dar respuesta a ello. Un contexto donde apareció, de forma pionera, la Derbi Pirineos.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS