A finales de los 80, ver la palabra “turbo” en algún lugar de la carrocería de un coche, era señal de estar ante un modelo con aspiraciones deportivas, en determinados casos, cabía la posibilidad de que fuera un coche bastante rápido. Los 80 fueron la época del turbo, de los Fórmula 1 con motores de más de 1.200 CV, de los Grupo B de rallies, aparecieron los Can Am más bestiales… la locura llegó tan lejos, que se filtró al mundo de las dos ruedas. Es de las pocas veces que una tendencia automovilística, afecta al sector de la moto. Obviamente, dejamos de lado algunos de desarrollos como el ABS, cuya adopción, por seguridad, está plenamente justificada, pero, ¿el turbo?
La adopción del turbo en la motocicleta fue un fiasco, la tecnología de aquel momento no estaba lo suficientemente refinad para que funcionara correctamente en una moto y han tenido que pasar varias décadas para que un fabricante se volviera a interesar por la sobrealimentación, aunque se apostó por el compresor y no por el turbo. Nos referimos a la Kawasaki H2R, obviamente, aunque no olvidamos las preparaciones que realizan algunos especialistas como la bestial Hayabusa Turbo, con la que Jack Frost alcanzó los 442 km/h en agosto de 2023 –se dice que su motor rondaba entre 700 y 750 CV–.
Sin embargo, aunque fue un fiasco, cuando aparece alguna de aquellas motos turbo a la venta, el interés general se dispara. No en balde, se trata de una auténtica rareza y una montura digna del garaje de cualquier aficionado, aunque no son precisamente baratas, menos aún si la moto en cuestión es una Honda CX 650 Turbo de la que se fabricaron tan solo 1.777 unidades en 1983 y se desconoce el número de unidades que han sobrevivido, pues se trata de un modelo con un mantenimiento específico y no siempre lo tuvieron.
Honda puso en circulación su primera moto turbo en 1982, la CX 500 Turbo –también conocida como CX 500 TC– que fue, además, la primera motocicleta con motor turboalimentado de producción de la historia y por si fuera poco, la primera moto de Honda con un sistema de inyección eléctrónica –el llamado PGMFI o PGM-FI, Programmed Fuel Injection–. Quizá pienses en la Kawasaki Z1R-TC como la primera moto turbo de producción, pero estarías errando, pues aquella moto salía de fábrica como una Z1R convencional y se instalaba un kit turbo en Estados Unidos, en las instalaciones de Turbo Cycle Company, de Alan Masek.
La CX 500 Turbo fue rompedora y bastante rápida para su cilindrada –presumía de alcanzar los 200 km/h–, pero como ocurría en el mundo del automóvil, el motor tenía un consumo elevado y el retardo del turbo hacía que fuese un poco delicada de conducir. En los coches, con cuatro ruedas, dos de ellas motrices –como poco–, ya daba problemas, imaginad con solo dos ruedas, y una de ellas encargada de gestionar el tropel de newton metro que podían llegar de golpe…
Sin embargo, los japoneses no desistieron y un año después pusieron en circulación una evolución, la Honda CX 650 Turbo. Con esta versión se logró paliar algunos problemas como el famoso “lag” –se suavizó, no se eliminó– y también se redujo el consumo. El motor de la CX 650 Turbo mantenía muchos rasgos comunes con la CX 500 Turbo, al fin y al cabo era una evolución. Así, contaba con dos cilindros en V colocado con el cigüeñal en posición longitudinal, con la particularidad de tener dos cárteres, unas bielas más largas y mayor diámetro de pistones. La potencia llegó a los 100 CV, aunque el peso se cifraba en 260 kilos en orden de marcha…
Como hemos comentado antes, se fabricaron solo 1.777 motos, pero antes no dijimos que 1.200 de esas unidades fueron a parar a Estados Unidos. Eso hace que la unidad que subastará Bonhams el próximo 14 de octubre, sea un lote especialmente interesante, pues a este lado del charco apenas se vendieron 550 unidades. El precio estimado está entre las 8.000 y las 12.000 libras, equivalente a unos 9.300 y 13.850 euros.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS