La BMW K75 es el resultado lógico del éxito de la K100. La firma alemana supo como capear la llegada en tropel de los japoneses y además, también encontraron su propio camino sin la necesidad de enfrentarse a ellos directamente y aun dentro de las modas imperantes, sus motos iban por caminos paralelos.
Con la K750, BMW ponía en circulación una motocicleta con motor de 750 centímetros cúbicos –la cilindrada “de moda” en ese momento–, pero lejos de las peleas de potencia y prestaciones que se había desatado en el mundillo de las dos ruedas. BMW creó un modelo distinto, se podía decir que destinado a moteros más maduros, para quienes la deportividad y la velocidad no lo era todo.
A simple vista, la BMW K75 podía ser confundida con la K100, hasta que se podía apreciar de cerca y se encontraban las diferencias. Su parentesco era lógico, ya que la K75 derivaba de su hermana mayor. Curiosamente, cuando se conoció que BMW pondría una moto con motor de tres cilindros y menos de 80 CV en las calles, fueron muchos los que dudaron sobre la estrategia de productos.
Por supuesto, las marcas tienen más información que nosotros y por lo general, cuando toman una decisión ya saben cifras de ventas aproximadas e incluso que tipos de clientes compraran el producto. Y así ocurrió con la K75, se vendieron alrededor de 70.000 unidades entre todas sus versiones –un total de cuatro– y es uno de los modelos más apreciados de la marca.
Como hemos dicho antes, a simple vista, la K75 podía ser confundida con la K100, pero había un detalle que rápidamente marcaría la diferencia: el motor. El propulsor de la K75 deriva del K100, básicamente es el mismo motor pero con un cilindro menos, detalle que también provocada que se anunciaran 740 centímetros cúbicos. Era un propulsor de carrera larga, con un talante relativamente tranquilo gracias a sus 6,9 mkg de par a 6.750 revoluciones. La potencia era de 75 CV a 8.500 revoluciones, lo que dejaba claro que la marca alemana no tenía ninguna intención de meterse en berenjenales.
El talante de la BMW K75 no era deportivo, de hecho, la moto pesaba 228 kilos, el chasis era un doble cuna interrumpido con motor autoportante, tenía freno de tambor trasero y las ruedas eran pequeñas –100/90 H18 y 120/90 H18–. La K75 buscaba otros objetivos, los cuales, cumplía con creces.
No obstante, la prensa de la época elogió la estabilidad de la moto a más de 200 km/h, así como la falta de vibraciones y la forma en la que entregaba la potencia el motor en cualquier marcha. También se afirmaba que, a pesar de sus casi 230 kilos, era una motocicleta ágil, muy manejable y fácil de controlar cuando las cosas iban a peores.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS