Con referencias como OSSA, Bultaco o Montesa lo cierto es que la mayor parte de la historia de la motocicleta peninsular se centra en Barcelona y sus alrededores. Sin embargo, resulta imposible no admirar la contribución realizada por empresas radicadas en Euskadi, Valencia, Madrid y, en el caso de Avello, Gijón. Con unos inicios unidos a la industria metalúrgica, esta empresa señera vio la posibilidad de entrar al mercado de las dos ruedas en plena posguerra. Época en la que, como otros muchos fabricantes locales, utilizó bajo licencia diseños italianos a fin de arrancar con una gama propia.
Así las cosas, la primera socia tecnológica de Avello fue MV Agusta. Gracias a ello en Gijón se fabricaron algunas de las pocas motocicletas de producción nacional con motores de cuatro tiempos, lo cual no deja de ser especialmente singular para cualquier coleccionista actual. Sin embargo, a finales de los años sesenta la escalada prestacional y deportiva de la casa italiana se fue separando cada vez más de los intereses comerciales de Avello en el mercado español.
Debido a ello, justo en la bisagra de los años sesenta a la década de los setenta ésta formalizó una nueva alianza empresarial teniendo en la austriaca Puch a su nueva proveedora tecnológica. Y sí, fue todo un acierto pues, no en vano, de esta manera consiguió posicionarse no sólo en el popular ámbito de los ciclomotores, sino también en el creciente segmento de las Off-Road. Todo ello bajo precios populares y una cuidada atención al público juvenil. Algo que prueban a la perfección modelos como el Puch Minicross, uno de los objetos de deseo adolescente más populares en el mercado nacional de los años setenta.
Asimismo, hacer una pequeña lista de modelos Puch fabricados por Avello se nos antoja realmente complejo. Y es que, cómo hacer una breve selección cuando son tantos los diseños que, de una manera u otra, hicieron entrar a miles de aficionados al mundo del motociclismo. En fin, toda una panoplia mecánica con la que celebrar las pasiones juveniles -y no tan juveniles- y que, desde el pasado 29 de septiembre, cuenta en la muestra “yo tuve una Puch” con un homenaje sin igual.
Inaugurada con la presencia de antiguos empleados y directivos de Avello, esta muestra temporal en el Museo de la Moto “Made in Spain” en Alcalá de Henares es una referencia esencial para cualquier persona aficionada a la historia del motociclismo producido en España. Además, es una excelente excusa para visitar de nuevo esta muestra, donde a su exposición permanente se añaden los 43 modelos de “yo tuve una Puch”. Hay seis meses por delante para poder disfrutar de ella. Anímense, es un consejo de Espíritu Racer.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS