Ya hemos visto en anteriores artículos, que sobre 1974 había una auténtica fiebre por los motores rotativos, y casi todos los fabricantes deseaban tener una moto con él. La de hoy no es una moto muy conocida, pero es remarcable por su calidad de fabricación: la Van Veen OCR 1000.
Henk Van Veen era un holandés apasionado de la velocidad, que se dió a conocer gracias a que fabricó una moto Kreidler que se coronó campeona del mundo en 50 cm3 allá en 1972. Después de aquello, mostró que era capaz de introducir un motor Wankel procedente de Mazda en el chasis de una Moto Guzzi, diciendo que pasaría a la producción. La gente no acababa de creérselo, y en el salón de Colonia de 1974, presentó la OCR 1000.
Esta curiosa moto fabricada completamente a mano, poseía un motor rotativo de dos cámaras, que fue desarrollado por NSU y Citroën, con su empresa Comotor, para el prototipo Citroën M35 con un solo rotor, y posteriormente en el Citroën GZ, con dos rotores. Tenía un cubicaje de 996 cm3 y producía 100 CV a 6.000 rpm, lo que era una cifra muy buena para aquella época. Tenía un peso alto de 291 kg, con los que podía alcanzar los 220 km/h, aunque su fabricante decía que sería capaz de superar los 240 km/h, pero nadie lo probó.
Disponía de una caja de cambios desarrollada por Porsche, amortiguación Koni y frenos Brembo, marcas de calidad que hacían subir el precio por las nubes. De hecho, comenzó costando 5.500 libras en 1977, pasando a 7.000 libras en 1978 -unos 41.000 euros de hoy-, y continuando su ascenso en el precio para llegar a las 10.000 libras en 1979 -unos 60.000 euros de hoy-. Parecía que no cubría costes con las ventas que tenía, ya que eran muy pobres: apenas 38 unidades. Así que no quedaba otra que cerrar.
En 2011 se intentó revivir otra vez esta moto, con un precio de partida de 85.000 euros, vendiendo solamente 10 unidades, y terminando definitivamente con el modelo OCR 1000. Una moto muy especial, de muy buena calidad, con un motor exclusivo, pero excesivamente cara como para tener éxito.
Pablo Mayo
Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches, y ahora también las motos. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.COMENTARIOS