El arte de crear y diseñar motos auténticas y con personalidad solo está al alcance de muy pocos. El claro ejemplo se encuentra en Bimota, donde sus creadores, Valerio BIanchi, Giuseppe MOrri y Massimo TAmburini, tres aficionados a las dos ruedas que se unieron para lanzar un producto premium, saltaron a la fama internacional por su rendimiento. El devenir de la empresa siempre fue turbulanto, hasta que llegó finalmente Kawasaki y, al menos de momento, salvó la mítica marca.

La historia de Bimota ha dado para poner en circulación algunas de las másquinas más interesantes y llamativas de cuantas se han fabricado, pero hubo una que podría haberlo cambiado todo: la Bimota DB11 VLX, una versión de su superbike con un motor sobrealimentado por compresor, que nunca pasó de ser un prototipo. Sin embargo, alguien se ha hecho con el único prototipo que se fabricó, lo ha puesto en funcionamiento y lo ha homologado para que pueda circular por vías públicas. Eso, al menos, nos cuentan desde SoyMotero.net.

El modelo, que había caído en el olvido por parte de muchos de los usuarios, se inspiraba en el chasis de la Bimota BD7, que como venía siendo habitual, bebía de otras marcas en cuanto a su motorización, y en este caso no podía ser menos, haciéndolo sobre un motor V2 Testastretta de 163 CV y un par motor de 127,4 Nm,, un motor que recibió un compresor Sprintex, que permitió aumentar la potencia más 40 CV. Y este es el punto fuerte de esta moto, que pasó desapercibida pues no hubo dinero para seguir con su desarrollo y finalmente, la montura acabó en un rincón olvidada incluso por la propia Bimota.

Según la información recogida, con estos cambios se podía llegar a alcanzar unos 197 CV, aumentando el par motor a 142 Nm. Eso sí, poco le duraría la existencia y la felicidad a Bimota, que en 2017 tenía que echar el cierre y detener toda la producción que tuvieran hasta la fecha. Eso sí, detrás de ellos, quedaría una larga trayectoria que hizo que la leyenda de la marca italiana estuviese en pleno apogeo hasta la fecha.

Ahora, trece años más tarde de su presentación en el EICMA –se presentó en 2012–, ha regresado del olvido. Así lo aseguraba su nuevo propietario, que en el 2019 se hizo con ella y empezó su larga odisea hasta hacer realidad su proyecto, partiendo de una moto subdesarrollada que quedó en el olvido tras más de 5.000 horas de trabajo.

Los problemas no tardarían en llegar. A pesar de las muchas horas de trabajo y los kilómetros recurridos por los alrededores de Milá, el motor se calentaba más de la cuenta, llegando a producirse algunos picos de tensión que provocaban que el propulsor se parase, lo que hacía que fuese una moto inestable y problemática. A todo ello, había que sumarle que la ECU era de Athena, la cual no era compatible con la moto y su funcionalidad estaba altamente limitada. 

Bien es cierto que no ha sido una tarea fácil reconstruirla, pero desde Bimota le vendieron a Gavin, su nuevo propietario, el último cuadro de instrumentación TFT que quedaba en la fábrica correspondiente a ese modelo y logró al mismo tiempo recuperar el sistema de escape que poseía un equipo de competición italiano. 

Detrás de esta reconstrucción se encuentran empresas como Track Electronics, que se ha encargado de configurar una ECU SCS Delta 900 o bien BSD Performance, que reconstruyó el motor y equipó las piezas que faltaban para que pudiese ser homologada y poder circular con ella por las carreteras del país vecino.

Sin duda, la Bimota DB11 VLX fue una moto que se quedó en terreno de nadie por parte de la empresa, cogiendo polvo al fondo de un almacén donde se esperaba que se terminase de producir. Era una moto presuntuosa, y eso, quizás, fue lo que hizo que en la firma de Rimini se lo replanteasen varias veces antes de llevarla a la cadena de montaje. Ahora, de la mano de un particular, se ha puesto punto y final a un proyecto que era prácticamente idílico y que no se materializó.