El Kymco Xciting 500, el modelo más importante de la firma taiwanesa a comienzos del Siglo XXI, se renovó completamente en 2009 para alcanzar su tercera generación. Y con esa nueva generación, ganó agresividad en el diseño, ganó prestaciones, ganó mejores acabados y ganó, por fin, el respeto de muchos usuarios. De hecho, llegó un momento en el que era muy fácil cruzarse con un Xciting por las calles.
Kymco llegó a Europa con una sola idea: hacerse con el mercado. Pero lo hicieron poco a poco, con modelos interesantes, con diseños llamativos y con precios accesibles para muchos. Pero no solo eso, y esto es algo que a muchos se les escapa, Kymco fue proveedor de piezas para Honda y proveedor de motores para los BMW C600 Sport y BMW C650 GT. Dos detalles más que suficientes para considerar a la firma taiwanesa como un serio contendiente en la escena “scootera” de la época y de hoy día.
El caso es que cuando apareció el Kymco Xcintig 500 R, era la época de los maxiscooter, de los motores de 500 centímetros cúbicos, velocidades de más de 160 kilómetros/hora y diseños cada vez más cuidados y atractivos. Fue el momento el que, después de muchos años, el scooter evolucionó, ganó tecnología y ganó prestigio, aunque todavía tenía que lidiar con aquellos que consideraban a los scooter cualquier cosa menos una moto. No obstante, aun así, los scooter con motores relativamente grandes se volvieron muy populares a pesar de que no eran precisamente baratos.

Aquella tercera generación del Kymco Xcintig 500 R era plenamente reconocible por su nueva y agresiva presencia. El frontal se afiló notablemente, adoptó un conjunto de dos grupos ópticos de gran tamaño y formas igualmente afiladas, en lugar de un solo foco de mínima personalidad, como le pasaba a la generación precedente. La pantalla, por el contrario, encogía un poco, cosas de modas y tendencias en diseño, pero el asiento ganaba en mullido y en confort a pesar del claro talante “GT deportivo” del modelo. Además, también ganaba en equipamiento al poder montar ABS.
El corazón del scooter era un monocilíndrico de casi 500 centímetros cúbicos, que rendía 38 CV a 7.500 revoluciones y 37,1 Nm a 5.000 revoluciones, un propulsor que movía el conjunto con mucha soltura. Por ejemplo, el 0 a 100 kilómetros/hora lo hacía en seis segundos, podía rodar a 160 kilómetros/hora y el consumo no llegaba a los cinco litros de media. Nada mal para un scooter con un motor de un solo cilindro.
Obviamente, también había mejoras en otros apartados como el chasis, las suspensiones –nueva horquilla hidráulica con barras de 40 milímetros y dos tijas–, lo que permitió que se ganara algunas alabanzas por parte de la prensa.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS