Moto del día: Derbi Atlantis

Moto del día: Derbi Atlantis

Elegante, económica y fácil de conducir; el lado más práctico de una campeona del mundo de velocidad


Tiempo de lectura: 3 min.

Hubo una época en la que bastaba con asomarse a cualquier calle de ciudad para ver una Derbi Atlantis. Eran los años en los que los scooters “de 50” se convirtieron en pasaporte de libertad para muchos chavales. Antes de los móviles con cámara, antes de los cascos integrales “con estilo”, la Atlantis ya estaba ahí: sencilla, fiable y con ese aire desenfadado de las motos que no necesitaban aparentar nada.

Apareció en una época en la cual, los ciclomotores dominaban las ciudades, pues se podían conducir con el carnet B y ni siquiera tenían que pasar ITV. Eran baratas de adquirir, baratas de mantener y fáciles de conducir. Y para colmo, se podían hacer auténticas barbaridades, como muchos chavales hacían: cilindros y pistones más grandes, transmisiones más deportivas, escapes casi libres con un sonido atronador… Fue una época, seamos sinceros, muy loca. Se podían ver ciclomotores capaces de rodar a 100 kilómetros/hora con las suspensiones y los frenos de serie… Aunque, también para ser sinceros, la Derbi Atlantis no entraba dentro de la categoría de modelos potenciables y más deseados por la juventud. En realidad era un modelo elegante, discreto y más funcional y que deportivo.

Derbi la lanzó a finales de los 90, cuando el mercado de los scooters urbanos estaba en plena ebullición. Compitió de tú a tú con modelos tan populares como el Peugeot Speedfight, el Piaggio Zip o el Yamaha Jog, pero con un carácter más “de barrio”: más práctica que deportiva, más española que cosmopolita.

Derbi Atlantis 2

Su primer motor fue un dos tiempos de 49 cc con admisión por láminas, refrigeración por aire forzado y arranque eléctrico o a pedal, según versiones. Ligera, con poco más de 80 kg y freno de disco delante, era una moto ágil en el tráfico urbano, capaz de esquivar coches con una facilidad que hoy pocos scooters conservan. Después llegó la Atlantis 4T, más suave y económica, aunque también menos viva. Pero la esencia no cambió: seguía siendo una Derbi, fabricada en Martorell, hecha para durar.

El diseño era otro de sus aciertos. Compacta pero sin sensación de juguete, cómoda para dos, con un suelo plano que permitía apoyar los pies o llevar una bolsa entre ellos —detalle muy de los 2000—. Había versiones con colores vivos y otras más sobrias, que se convirtieron en moto de reparto, de mensajería o incluso de policía local en algunos municipios.

Con el paso del tiempo, la Derbi Atlantis se convirtió en algo más que un scooter urbano: fue un símbolo de una generación, o casi. De quienes empezaron a moverse en moto antes de poder conducir un coche. De quienes necesitaban un vehículo fácil, práctico y barato para moverse por ciudad para los quehaceres diarios o para ir a trabajar.

Hoy, verla pasar es casi un viaje al pasado. No por exótica ni por exclusiva, sino por lo contrario: porque representó la normalidad sobre dos ruedas. La Atlantis fue práctica, modesta y urbana… y quizá por eso muchos la recuerdan con una sonrisa. Lástima que ya no se ven por las calles, como ocurre con otros ciclomotor de la época.

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Sobre mí

Javi Martín

Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches, y ahora también las motos. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.

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