La Rieju RV50 II era, si hacemos caso a la prensa de la época, el ciclomotor que abrió la puerta a una nueva era, o casi. La firma española, auténtica especialista en ciclomotores, lanzó al mercado una moto que se posicionó entre las rivales a imitar en el segmento y una de las más potentes, aunque la marca no publicó cifras sobre caballería disponible.
Durante muchos años, el ciclomotor fue casi coto cerrado para las marcas españolas, sobre todo en lo referente al ciclomotor “de campo”, al todoterreno, parcela que los fabricantes españoles dominaban con mano de hierro. Solo hay que echar un vistazo atrás para comprobar el notable catálogo de cada uno de ellos y lo interesante de sus modelos, porque sí, aunque son en su mayoría motos “de 50”, atesoran atractivo en cada tornillo. Sobre todo si tuviste en su día una de ellas.
Las motos clásicas, o quizá deberíamos decir “los vehículos clásicos”, se rigen por reglas muy difusas y muy subjetivas. ¿Que podemos considerar clásico y por qué? Para muchos, clásico es todo lo que tenga más de 30 años, para otros, vehículos que han significado algo, pero nosotros tenemos otra teoría: los vehículos clásicos son los que marcaron tu infancia y su adolescencia. ¿Alguna vez soñaste con alguna moto en concreto cuando eras chaval? ¿Cuántas veces leíste las revistas y alucinaste, para luego, ver esa moto en la calle, años después, y sentir la misma sensación? Pues esa es la base, para nosotros, de un vehículo clásico.

Y la Rieju RV50 II lo tiene todo para ser una fuente de recuerdos y una fuente de emociones, pues cuando se lanzó al mercado, no solo se convirtió en el sueño de muchos chavales, también fue una de las referencias del segmento. Y eso que, en el fondo, no cambiaba mucho con respecto a la Rieju RV 50 “a secas”, tan solo incluía un nuevo escape, el cual, permitía presumir de más caballería. No mucha, pero a tenor por las pruebas de la época, la suficiente para ser más interesante.
Unas de las curiosidades de aquellos años, era la reglamentación de los ciclomotores que les limitaba a tener solo cuatro relaciones de cambios, lo que limitaba un poco ciertas capacidades, como la velocidad máxima. No obstante, en una moto todoterreno, la velocidad máxima nunca fue una prioridad y según las pruebas, tenía un tacto excepcional. No en balde, los ciclomotores de antes estaban muy cuidados, pues eran uno de los pilares en ventas y significaban la supervivencia de muchas marcas como Rieju. Además, las capacidades de producción, algo limitadas, también obligaban a desarrollar modelos que, desde el primer momento, fueran competitivos durante muchos años.
La Rieju RV50 ya era un modelo atractivo, tanto por estética –era bastante grande para ser un ciclomotor, muy alta– como por prestaciones. Sin embargo, la revista Moto Verde, en su número 100, afirmaba que los deflectores que cubrían el radiador eran demasiado grandes y obligaban a conducir con las piernas un poco abiertas. También decían que el motor necesitaban revoluciones para darlo todo, algo que, por otra parte, es lo de más lógico, pues un 50 centímetros cúbicos solo obtiene potencia a base de revoluciones. No obstante, al parecer, las curvas gestionadas con entusiasmo, podían terminar en pérdidas de adherencia de la rueda trasera.
Aunque la moto prometía y daba resultados, también tenía carencias. Por ejemplo, la suspensión se quedaba corta ante la nueva generación de potencia del motor, mientras que los frenos tenían buen tacto y respuesta, algo faltaba algo de potencia frente a la Rieju RV50. Y, por si fuera poco, una de las cualidades que destacaba la revista era la facilidad de preparación. No olvidemos que las motos “de 50”, duraban poco tiempo de serie si el propietario podía ahorrar lo suficiente para comprar piezas –o sus padres tenía liquidez suficiente para sufragar las locas ideas de su hijo, claro–.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS