Se llamaba Andreas Pérez Manresa y nos dejó esta mañana, era piloto del equipo Reale Avintia Racing y estaba a las puertas de meter la cabeza en el motociclismo profesional. La vida le abandonó esta mañana, después de luchar durante horas. Sufrió un accidente ayer entre las curvas 5 y 6 de Montmeló dentro de una carrera de categoría Moto3. Lo peor no fue caerse de la moto, sino que sus compañeros no pudieran esquivarle. Las lesiones sufridas en la cabeza acabaron siendo insuperables, a pesar de todos los esfuerzos por salvarle.
En la categoría Junior se puede competir entre 14 y 23 años con motos de 250 cc que llegan a los 230 km/h. Andreas era toda una promesa del motociclismo, con solo 9 años se había proclamado campeón de Cataluña en 50 centímetros cúbicos, y el año pasado quedó cuarto en la European Talent Cup. espíritu RACER no se unirá a esa corriente que dice que era demasiado joven para competir, ni insinuará falta de experiencia para llevar una moto así. No hay mucha gente con 14 años con su palmarés.
El público se ha acostumbrado ya a que en el mundo de las cuatro ruedas la seguridad sea altísima y que los pilotos se peguen unos tortazos de escándalo sin apenas consecuencias. En las dos ruedas sigue sin ser así. De hecho, en Montmeló ya van tres pilotos muertos en dos años, recordemos a Luis Salom y Enric Saurí. En el circuito se habían hecho mejoras recientemente para mejorar la seguridad, ya se habían quejado los “mayores”, los pilotos de MotoGP.
Andreas Pérez no supera la carrera de su vida. DEP – https://t.co/0OLchkBwUx pic.twitter.com/CG49AAvl3M
— Reale Avintia Racing (@realeavintia) June 11, 2018
Lamentablemente, conseguir la seguridad al 100% en motociclismo es muy difícil. A pesar de todos los avances en materiales, normativas y demás, el cuerpo del piloto sigue siendo muy delicado al caer al suelo, y prácticamente indefenso si es impactado por otra moto. Este deporte no tendría mucho sentido si los pilotos fuesen embutidos en armaduras, y probablemente se negarían a correr así.
Andreas Pérez deja un vacío enorme en el deporte, su familia y todos aquellos que van a echarle de menos, aficionados incluidos. Hací lo que más le gustaba, luchar por sus sueños, y seguramente era más consciente del riesgo que corría de todos aquellos que se llevan las manos a la cabeza por este desenlace. No hay edades más correctas que otras para tener un accidente mortal en competición.
En 2010 murió Shoya Tomizawa en Misano, en una carrera de Moto2, con 19 años. Marco Simoncelli nos dejó al año siguiente, con 24 años. Todos los nombres que se han mencionado corresponden a hombres jóvenes que dejaron de hacer muchas cosas al no llegar al cuarto de siglo. Siempre es una tragedia que muera un piloto, aunque sobrecoge más que sea alguien tan joven, prácticamente un niño.
Montar en moto es peligroso, todo motociclista debería saberlo, y los pilotos son los que más lo saben. La muerte les puede esperar en cualquier curva de cualquier circuito, aunque no haya guardarraíles, conductores borrachos o distraídos, vehículos más grandes o multitud de factores imprevistos. Este “niño” tenía mucha más experiencia que el conductor medio que va en moto todos los días, llevaba casi toda su vida montando.
Honremos su memoria llorándole, pero no nos fijemos en su edad. En los deportes de riesgo siempre se depende un poco de la suerte, además de la pericia y la experiencia de cada uno. Hace solo dos meses Andreas se había roto la clavícula en otra caída, y eso no le impidió volver a subir en una moto. Antes de eso, otra rotura de cúbito y radio.
Recordémosle como lo que era, un campeón.
Javier Costas
Me gustan los coches desde que tengo uso de razón (o antes), las motos siempre me han inspirado mucho respeto, y sin saber cómo, ya me han enganchado.COMENTARIOS