Moto del día: Cagiva Alazzurra 350

Moto del día: Cagiva Alazzurra 350

Una italiana de pura cepa que vivió la mejor época de la marca de Varese


Tiempo de lectura: 4 min.

A principios de los 80 nace la historia de nuestra protagonista de hoy, la Cagiva Alazzurra 350, cuando la marca italiana firma un acuerdo con Ducati en 1983 para que le suministrara motores de mayor cilindrada para sus nuevos modelos. A la postre, Cagiva terminaría en 1985 absorbiendo por completo a su compatriota, ya que el estado financiero de esta era muy malo y había entrado en pérdidas en los últimos años.

Por su parte Cagiva, con más de 40.000 motos vendidas al año, buscaba con esta Alazzurra 350 entrar en el segmento medio para competir con las japonesas de su tiempo. Para ello, la casa de Varese recurrió al motor y chasis empleado en las Pantah de Ducati. El bicilíndrico en V a 90º con 350 cc y distribución desmodrómica, ya característica en los propulsores de Ducati, iba asociado a un cambio de cinco relaciones y rendía la cifra de 29 CV de potencia a 10.000 RPM.

El chasis de doble cuna de acero era el encargado de portar el corazón de la Alazzurra. En cuanto a las suspensiones, la marca italiana recurrió a Marzocchi, montando una horquilla hidráulica en su parte delantera y dos amortiguadores regulables en la zaga de esta. La frenada de esta bella italiana fue encomendada a Brembo, incorporando dos discos delante y uno detrás de 260 mm de diámetro, con pinzas fijas de un pistón para su mordida. Sus llantas de 18 pulgadas de diámetro, calzaban neumáticos de 90 y 110 mm delante y detrás, respectivamente.

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Cagiva Alazzurra 350 (1985) – Fotografía: rhodaur (Bikepics.com)

La calidad de componentes en la fabricación de la Alazzurra era algo patente, sabiendo de donde procedían muchos de sus elementos. De ello se encargó Fabio Taglioni, el diseñador de la Pantah, que incorporó en ella muchos y buenos detalles para hacerla una moto fiable y de calidad a partes iguales.

La Cagiva Alazzurra 350 venía para intentar representar al viejo continente frente a las niponas en las cilindradas medias

Buena prueba de ello son los cilindros del bloque de 350 cc con sus camisas con recubrimiento de cermetal, para garantizar la durabilidad de estos. El encendido electrónico fabricado por la casa alemana Bosch o sus carburadores de 28 mm firmados por Dell’orto también dan habida cuenta de la dedicación empleada en ella para afinar al máximo su funcionamiento y rendimiento total.

Llegada para competir con las Yamaha XS 400 y Suzuki GS del mismo cubicaje, demostraba ante sus rivales su faceta más deportiva, ganando la batalla a estas en prestaciones, paso por curva y estabilidad, no así en algunos elementos, como por ejemplo su carenado que pecaba de unos ajustes poco logrados. Con una velocidad punta de 163 km/h, recorría los 400 metros desde parado en 14,5 segundos, cifras algo mejores que las de las niponas en cualquier caso.

Esta Cagiva Alazzurra 350 estaba además dotada de un depósito de 18 litros más reserva, por lo que su autonomía de más de 350 kilómetros, era ideal para viajar con total tranquilidad sin estar preocupado por las veces que hubiera que parar a repostar.

Con un peso final de 182 kilos, la Alazzurra estaba dentro de la media de sus competidoras. Su terreno favorito eran las carreteras nacionales y autovías, donde se podía mantener cruceros de 130 km/h con total tranquilidad. Además, y contra todo pronóstico, su propulsor no emitía demasiadas vibraciones, lo que unido a un carenado que protegía notablemente y una postura de conducción más turística que deportiva, hacían sentirse a su piloto cómodo y seguro a sus mandos ante cualquier situación.

Con un precio final de 643.000 pesetas de la época, esta italiana vino a conquistar los corazones españoles en el verano de 1987. En la actualidad son motocicletas bastante difíciles de ver, aunque las hay en el mercado de segunda mano, en unos precios medios entre 2.000 y 3.000 euros, donde los forofos de las máquinas italianas siempre están al acecho para hacerse con una de ellas.

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J. Rubio

Soy un enamorado del motor en general y de los vehículos clásicos y motocicletas en particular. Dedicado al mundo de la automoción desde hace unos años, disfruto probando toda clase de vehículos y escribiendo mis impresiones y experiencias sobre ellos.

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Pedro Ivan
Mecánico
Pedro Ivan

Siempre he sentido especial predilección por Cagiva y me apena enormemente ver en el letargo en que se encuentra a día de hoy la marca bajo MV Agusta, tanto cariño tengo a Cagiva que en su día estrené una poco común por aquí Cagiva Raptor 650.
Respecto a la protagonista, una moto que valía para todo pero la fama de las italianas coetáneas la lastró, al menos por aquí, hoy son difíciles de encontrar y su valor ha ido en aumento, no me importaría tener una en mi garaje.


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