Aunque nunca se llegó a decir la mítica frase que los españoles le atribuímos al John Rambo de Sylvester Stallone en “Rambo: Acorralado” de “¡no siento las piernas!” -ni siquiera en el doblaje de Ricardo Solans aparece, fue culpa de Santiago Urrialde y su caracterización de este personaje en el programa de Telecinco “Esta noche cruzamos el Mississipi”- lo cierto es que para conducir la Lawmaster o Ley Maestra de la película “Juez Dredd” (1995) sí que necesitaba sentirlas.
Esta moto era un auténtico armatoste y nada práctica. El diseño de la Lawmaster que salió en pantalla junto a Stallone en 1995 fue un intento de replicar exactamente la que aparecía en los cómics, y en cierta manera se consiguió. Sin embargo, el diseño de los cómics de “Juez Dredd” era inviable en la realidad. Se supone que es el vehículo para los jueces de patrulla en un mundo en el que la ley y el orden están en constante entredicho, por lo que debería ser ágil y maniobrable.
Las ruedas tan anchas tanto delante como detrás del diseño inicial de David Allday hacían imposible el giro de la Lawmaster y se tuvo que reducir el tamaño de la rueda delantera, aunque se mantuvo la anchura detrás. Permitía el giro, sí, pero tenían que abrirse bastante para hacerlo. Otra moto famosa del cine tenía el mismo problema, la Harley-Davidson “Captain America” de la mítica cinta “Easy Rider”, pero por su exagerado lanzamiento de la rueda delantera.
La Ley Maestra se construyó sobre el chasis de un scooter con una sola marcha al que se le puso el emblema de los jueces de Megacity-Uno fabricado con fibra de vidrio, además de plástico, algunos elementos en metal y paneles de luz en lo que era el salpicadero y los manillares. También contaba con una pantalla en el centro que hacía sus veces de navegador, o se supone que esa era su función para no perderse por la enorme megalópolis ficticia.
Los jueces de Megacity-Uno hacían de policías, jueces, jurados y también verdugos, pero precisamente por su primer papel, estas Lawmaster llevaban luces de policía encima del emblema del águila. También llevaba cuatro faros, dos a cada lado incorporados en la enorme estructura de la moto.
Para sujetar esta Lawmaster incluía una pata de cabra. En la película parecía que salía de forma electrónica y no manual, cuando Stallone se bajaba de ella para frenar la lucha entre bloques de la primera parte de la cinta. Servía como almacenamiento de las armas y otros aparejos de los jueces para cuando salieran de patrulla.
La versión de los cómics incluso tenía cuatro ametralladoras, además de estar equipadas con un cerebro de robot con inteligencia artificial limitada en el caso en el que tuviera que realizar alguna operación bajo las órdenes del juez a la que pertenecía. También permitía al juez comunicarse con la Gran Sala de la Justicia.
Se hicieron varias versiones de esta Lawmaster. Se incluyeron motores de 650 cc para los dobles de los actores y especialistas, mientras que el reparto original de Stallone y compañía manejaban monturas menos potentes. Además, se hicieron versiones voladoras aparte de las normales con ruedas para dar la mayor sensación de futurismo a la película.
Fuera cual fuera la se condujera, parecía algo más a una moto acuática con ruedas -o sin ellas si era la voladora- de la anchura que tenía en general. En septiembre de 2017 incluso se subastó una moto que se utilizó en la producción de la película en 1995 por 16.000 libras, unos 17.766 euros.
Se hizo una segunda película, “Dredd” (2012) a secas, basada en estos cómics de 2000 AD, pero aunque los elementos clave se mantenían, como el emblema, el resto era totalmente distinto. Era mucho más manejable, más ergonómica -al ser menos ancha- y partían de la base de una Suzuki GSX 750 con chasis extendido.
La película, para alguien que ha crecido con el “Spider-Man” de Sam Raimi y los Vengadores de Marvel, es un poco mala. Para la época seguro que hacía las delicias de aquellos que la veían, probablemente por Stallone, pero sin duda ha tenido mejores películas que esta.
Su actuación es demasiado forzada y para nada se notan los esteroides cuando le dejan en camiseta de tirantes -nótese la ironía-. Por algo ganó el Stinkers Bad Movie Award a peor actor en 1995. Los críticos cinematográficos se cebaron con ella, solo un 15 % de ellos dijeron que les gustó, aunque en la taquilla terminó con un beneficio de 23 millones de dólares.
Laura Salas
Quise ser periodista porque campeona del mundo de motociclismo ya no podía. De pequeña jugaba con los cochecitos de los huevos de chocolate y con cualquier coche que mi padre dejara desprotegido y a la vista. Le rompí la puerta a su miniatura de un Ferrari. Nunca volvió a ser el mismo (el Ferrari). Siempre intento aprender algo nuevo todos los días. Soy curiosa por naturaleza, qué se le va a hacer.COMENTARIOS