Si hablamos del Sanglas 750 Mono es normal que le suene a muy poca gente. No en vano, no es un modelo de motocicleta, sino un motor. Es más, su diseño estuvo velado durante un largo tiempo, desarrollándose con la máxima discreción y, además, siendo imposible incorporarlo después a alguna de las motocicletas de producción en serie elaboradas por Sanglas. Así las cosas, ¿a qué responde todo el esfuerzo realizado para poner a punto esta curiosa mecánica? Bueno, de cara a comprender esto lo mejor será que empecemos por el contexto comercial dado en la España de los años setenta.
Para empezar, lo primero a tener en cuenta es cómo actuaban los aranceles en la España del Franquismo. Situados en un nivel muy alto, estos gravaban de forma muy costosa a cualquier motocicleta de importación. De esta manera, la industria nacional vivió cómodamente frente a todo lo que estaba pasando alrededor, protegida por el gobierno y su hacienda frente a los nuevos y mucho más eficientes diseños provenientes de Japón. Con todo ello, se lograron dos cuestiones. La primera fue, sin duda, salvar por un tiempo prolongado al sector motociclista español frente a los riesgos que acechaban fuera.
Sin embargo, la segunda fue bastante más contraproducente, ya que algunas empresas no querían ver que, en algún momento, esa situación se acabaría. De hecho, según fueron avanzando los años setenta resultaba más evidente que el camino de España miraba hacia la integración en el mercado común europeo. Una situación en la que los altos gravámenes a los productos extranjeros – así como los cupos de importación muy escuetos – serían progresivamente sustituidos por un mayor libre mercado. Llegados a este punto, los hermanos Javier y Martín Sanglas se percataron de cómo los tiempos estaban cambiando. Algo que, sin duda, estuvo detrás del desarrollo del Sanglas 750 Mono.
Siguiendo fieles al planteamiento de un único gran cilindro con cuatro tiempos, en Sanglas rediseñaron todo lo demás planteando novedades muy interesantes de cara a plantar cara a la competencia japonesa que estaba por venir al liberalizar el mercado
Sanglas 750 Mono, intentando remar en el sentido de los tiempos
A mediados de los años setenta muchas empresas dedicadas a las bajas cilindradas fueron temiendo por su futuro. Es más, empezaba a resultar obvia la vecindad de una situación similar en sus efectos a la producida después de 1957, con la popularización del automóvil gracias al SEAT 600. No obstante, el caso de Sanglas era relativamente diferente. No en vano, esta histórica casa nacida en los años cuarenta siempre se había caracterizado por sus grandes monocilíndricos de cuatro tiempos. Una verdadera rareza en la España de los años cuarenta, cincuenta, sesenta e incluso setenta.
De todos modos, la apertura del mercado también les iba a afectar a ellos. No en vano, los japoneses no sólo fabricaban motocicletas con baja cilindrada, sino que también estaban liderando los segmentos en los que se refugiaban potencias más interesantes, con modelos como la Yamaha SR500 y su nuevo diseño monocilíndrico totalmente renovado. Mucho más actual y sofisticado que los producidos por Sanglas, claramente tributarios de las mecánicas británicas y alemanas de los años cuarenta.
Llegados a este punto, el Sanglas 750 Mono se presentó como el nuevo baluarte sobre el cual se basaría el futuro de la marca. Caracterizado por su gran cilindrada – la mayor para un monocilíndrico en la industria española – portaba dos árboles de levas accionados por correa dentada con engrase a presión y cuatro válvulas. Además, el encendido era por platinos, la carburación era doble con 32 milímetros y el embrague en seco con un cambio de cinco velocidades. En suma, era una puesta al día muy reseñable. Sin duda, una mecánica excelente para competir en las altas cilindradas cuando el mercado se liberalizase.
Desgraciadamente, los problemas económicos hicieron imposible la llegada a serie de una motocicleta con este motor, lo cual fue, sin duda, perder una gran oportunidad
Sin embargo, al mismo tiempo ya era demasiado tarde para Sanglas, la cual empezaba a atravesar problemas que, ya en los ochenta, hicieron que fuera absorbida por Yamaha para finalmente ser cerrada en 1989. Una pena, pues además se sabe que este motor fue probado concienzudamente para afinar sus pistones anchos con carrera corta. Eso sí, a partir de aquí se tienen muy pocos datos concretos. Algo que contribuye al carácter para iniciados que guarda esta historia, representativa de los últimos tiempos para una de las casas más brillantes del motociclismo español.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.Lastima…