Las motos, como seguramente ya sabrás, ofrecen una sensación de libertad y unas sensaciones a los mandos inigualables e inalcanzables, o casi, por cualquier otro vehículo. Quizá los coches descapotables puedan igualar, en parte, esas sensaciones. No obstante, nunca podrán ofrecer la magia del equilibrio dinámico que te obtiene circulando sobre dos ruedas. Por eso, el marcado de la motocicleta siempre será mucho más pasional y por suerte, también es más barato que el mundo del automóvil.
El caso es que, a pesar de ser más económico, sigue siendo una parcela que está vetada para muchas personas, no todo el mundo puede disponer del dinero para adquirir un vehículo y algunos, se ven obligados a recurrir al mercado de segunda mano. Las motos de ocasión, no obstante, son tremendamente interesantes, pues representan uno de los mercados más grandes y con más posibilidades, siendo el elegido también por aquellos que sí cuentan con los recursos, pero prefieren la variedad y la economía que ofrecen las motos de segunda mano.
Pero claro, comprar una moto usada entraña algunos riesgos, ya que el hecho de ser un vehículo usado puede suponer algún quebradero de cabeza. No obstante, siempre que tengamos algunas cosas en cuenta, la compra de una moto de segunda mano puede ser una de las mejores opciones. Sirva de ejemplo que cada día se compran más artículos de segunda mano y el mercado de la moto usada es uno de los que más unidades mueven cada año en España. Escoger una buena moto de ocasión no requiere de grandes esfuerzos, solo hay que seguir unos pasos muy sencillos.
Lo primero de todo, es saber qué tipo de moto quieres comprar, porque no es lo mismo una naked que una custom. Los gustos personales y la estética son temas que influirán mucho en la elección, pero es bueno que no nos dejemos llevar por esas cuestiones exclusivamente. Una Superbike, sin duda, es una moto espectacular, pero no es la mejor moto para usar diariamente. Los scooter también son vehículos interesantes, aunque su vertiente deportiva es más limitada que con cualquier otro tipo de moto, aunque son la mejor alternativa para desplazamientos por ciudad e incluso para viajes de cierto calibre.
Una vez hayamos decidido la moto que nos gusta y que más se adapta a nuestras necesidades, toca pensar si la compramos en una tienda de motos de ocasión, o negociamos con un particular. En el segundo caso, por lo general, nos saldrá más barata la adquisición, pero nos arriesgamos a no tener garantía. La normativa dice que la venta entre particulares debe incluir una garantía de seis meses, pero eso, en el mundo real, ocurre una vez cada 10.000. Las tiendas de motos de segunda mano, por ley, deben ofrecer una garantía de un año y además, te hacen todo el trabajo del papeleo, algo que queda a costa del comprador cuando se trata de una compra-venta entre particulares. Esto último tampoco es un problema, pues podemos acudir a una gestoría y contratar sus servicios, o bien, pedir cita previa DGT y realizar todos los trámites nosotros mismos.
Independientemente del origen de la moto, es fundamental revisar la moto antes de firmar cualquier contrato. Internet es una gran fuente de información, donde podremos encontrar trucos y consejos a tener cuenta cuando vamos a ver una moto de ocasión. Lo principal y lo más fácil, es comprobar el kilometraje, que no tenga pérdidas de aceite, de refrigerante o de cualquier otro líquido, comprobar retenes de horquilla, estado de los frenos e incluso del tapizado del asiento (estar a la intemperie puede provocar mucho desgaste, tanto o más que el propio uso), manguitos, cableado… No sirve una revisión a través de las fotos, pues resulta muy fácil ocultar cosas y lo mejor es revisar la moto en la calle y a plena luz del día.
Por supuesto, y esto es algo que debería ser innecesario comentar, hay que probar el vehículo. No todas las tiendas de compra-venta de motos nos dejarán probarla, pero no dudéis en insistir y si mantienen su decisión, sencillamente, seguimos con la búsqueda. Probar un vehículo puede desvelarnos muchísimas cosas que no se ven a simple vista.
Un consejo muy práctico es pedir un informe a la Dirección General de Tráfico. No es gratis, pero nos ofrece una información que, en ocasiones, puede ser vital para saber el estado del vehículo y si se encuentra en regla.
Redaccion
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