Puestos a escoger modelos simbólicos en la historia de OSSA, la 160 no deja de ser un hito fundamental a la hora de entender cómo, aunque tarde, la gama de la casa catalana se fue diversificando. Pero vayamos por partes. Así las cosas, lo mejor será situarnos en 1951. Año en el que tras no pocas intentonas – con dos prototipos muy separados en el tiempo así como negociaciones con BMW y Norton – al fin OSSA logró estrenarse en el mercado motociclista mediante un modelo propio. El 125. Listo para competir con las motocicletas turismo de octavo de litro y dos tiempos, este diseño destacó desde el primer momento por su extrema fiabilidad.
De esta manera, OSSA prefirió concentrar sus esfuerzos en una producción de calidad por encima de gastar recursos en desarrollar nuevos modelos. En fin, eran tiempos de escasez financiera y, en base a ello, había que dejarse no pocos deseos por el camino. Sin embargo, lo cierto es que la marca dirigida por los Giró demostró una evidente capacidad de adaptación al mercado cuando, en 1954, lanzó el primero de sus ciclomotores. Gracias a ello, junto al segmento de las turismo para el día a día – aquel destinado a ser condenado por la popularización del automovilismo ya en la década siguiente – OSSA empezaba a tener opciones en el lucrativo mercado relativo a las cilindradas más escuetas.
No obstante, desde un punto de vista comercial también resultaba muy útil ampliar la oferta por la zona superior de la gama. Algo que tuvo que esperar hasta 1958. Cuando al fin se lanzó una versión con 150 centímetros cúbicos de la 125B. Por cierto, todo ello tras haber utilizado al International Six Days como un exigente banco de pruebas para la nueva mecánica. Además, estas novedades consiguieron infundir un ánimo renovado en OSSA, la cual decidió crear un modelo en serie corta con el cual poder abordar las carreras sobre asfalto con ciertas garantías. Así nacía en 1959 la OSSA 175 GT. Basada en un motor de la italiana Morini sobre un esquema monocilíndrico con cuatro tiempos y 175 centímetros cúbicos. Eso si, el exotismo de aquella opción deportiva no podía servir para una Sport-Turismo usable en el día a día.
Durante los cincuenta OSSA prefirió no ampliar su gama para centrarse en dar la mejor fiabilidad posible, sin embargo, ya en en los sesenta el monocilíndrico de la 125 no se podía estirar más
OSSA 160, llega una nueva época
A comienzos de los sesenta sólo quienes supieron renovar completamente sus gamas pudieron sobrevivir al auge de FASA o SEAT, responsables de poner en los concesionarios sus automóviles turismo por un precio sólo algo superior al marcado por las motocicletas provenientes de los años cincuenta. Bajo este contexto, lo cierto es que las distintas evoluciones de la primigenia OSSA 125 ya no daban más de sí. De hecho, en 1961 llegó la 125C2 para cerrar el ciclo de las monturas de carretera con octavo de litro en la marca de los Giró.
Dicho esto, la pregunta en el aire estaba más que clara. ¿Qué hacer? Bueno, visto cómo el propulsor de las antiguas 125 ya no servía – hundía sus raíces en el prototipo de 1947 basado a su vez en las DKW 125RT de los años treinta – resultaba obvia la necesidad de un nuevo motor. Eso sí, no se podía contar con el de cuatro tiempos licenciado por Morini. De hecho, en la España de la época este ciclo sólo lo manejaban Sanglas – en cilindradas más bien generosas para las características del mercado local – y Avello a través de ciertos modelos ensamblados bajo la licencia de MV Agusta.
Con este nuevo motor OSSA renovó su oferta dentro del sector de las turismo tras intentar ser fabricante licenciado para España de la inglesa Norton
Con todo ello, apremiaba encontrar un nuevo motor. Algo para lo cual se contó con Sandro Colombo, quien había salido de Gilera en 1954 a fin de pasar posteriormente por Bianchi e, incluso, Ferrari. Sin embargo, durante años también desarrolló labores como consultor tecnológico independiente, llegando a entablar una fructífera relación con OSSA. De hecho, fue él quien recibió por parte de la casa barcelonesa el encargo de diseñar un nuevo motor monocilíndrico con dos tiempos. Finalmente, y tras más de “ 100.000 kilómetros de pruebas bajo un espíritu casi destructor “ se presentó en 1963 la OSSA 160 con su mecánica de 158 centímetros cúbicos con una relación de compresión de 8,5:1 para rendir 10,3 CV. En suma, con esta motocicleta OSSA por fin lograba un modelo turismo con el cual empezar a renovar su gama. Además, obviamente se había puesto al día en materia de motores y, dicho sea de paso, también de estética. No en vano, la OSSA 160 con su chasis de doble cuna ya estaba plenamente inserta en las apariencias de la época. En fin, todo un cambio de capítulo a modo de prólogo a la llegada de Eduardo Giró, la explosión en carreras y el auge del Off-Road y el mercado estadounidense.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS