Los scooter nacieron como vehículos eminentemente prácticos, con aspiraciones urbanas y precios económicos. Sin embargo, hoy día, un scooter puede ser cualquier cosa menos económico, sobre todo en el caso de los maxiscooter, cada día más equipados, más potentes y más caros.

Podemos otorgar el título de primer maxiscooter al Suzuki Burgman 400, no en balde, fue la primera vez que se montó un motor de más de 250 centímetros cúbicos en un scooter. Tras su puesta de largo y su éxito, no fueron pocos los que se adentraron en la parcela de mercado creada por los japoneses, hasta el punto de que empezaron a rodar modelos con motores de dos cilindros.

Aquello fue todo un acontecimiento y muchos esperaron la reacción de uno de los mayores especialistas en scooter: Piaggio. La firma italiana tenía en el catálogo el Piaggio X9, un modelo que había demostrado, en su versión de 250 centímetros cúbicos, que se iba a convertir en una de las referencias del mercado, y por supuesto, se esperaba que recibiera un motor “gordo” para hacer frente a los lanzamientos del resto de fabricantes.

Un año después de poner en liza el X9 250, se presentó el Piaggio X9 500 i.e., el tan esperado maxiscooter que, sin embargo, sorprendió a muchos al montar un propulsor monocilíndrico, en,lugar de sumarse a la moda que apuntaba hacia una popularización del bicilíndrico entre este tipo de opciones. Además, presumía de un sistema de inyección electrónica y de poderío suficiente para alcanzar los 160 km/h.

El X9 250 ya fue capaz de encandilar a muchos usuarios gracias no solo a sus prestaciones, sino a un diseño general con cierta agresividad, un talante muy dinámico y una personalidad puramente italiana. Con esa misma base, incluso el mismo chasis de tubos de acero, la compañía italiana montó un motor de 460 centímetros cúbicos que rendía 39 CV.

Dicho motor contaba con un eje contrarrotante para reducir las vibraciones y era capaz de superar la Euro 2 sin necesidad de un catalizador. Eso le permitía presumir de suavidad de funcionamiento, velocidad, así como consumos y emisiones muy reducidos.

 

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Pero no todo era motor, porque el Piaggio X9 500 contaba con algunos detalles más que interesantes. Por ejemplo, el parabrisas era regulable, al igual que el respaldo que montaba el asiento para el conductor, podía tener un enchufe para el teléfono móvil en el escudo frontal –en las versiones SL–, en opción se ofrecían puños calefactables, una silla para niños… pero destacaba especialmente su ordenador de a bordo y su caballete central de accionamiento eléctrico.

Suspensiones y frenos –con sistema integral– se adaptaron, como cabe esperar, a las nuevas prestaciones, aunque básicamente, eran muy similares a las montadas por el 250. Cambiaban las llantas, que eran de 14 pulgadas.

El Piaggio X9 500 también dejó claro, que los maxiscooter no serían baratos. El precio del X9 500 arrancaba en 1.130.000 euros, 6.792 euros sin sumar inflación, unos 11.420 euros actualmente –tarifa que lo situaría en la media del segmento–.