El Suzuki Burgman 650 nunca llegó a tener competencia real en el mercado. Era un scooter cuyas características lo posicionaban en un segmento donde estaba solo, no había ningún otro modelo que, por motor, equipamiento o incluso por planteamiento, pudiera hacerle frente.
Suzuki revolucionó el segmento de los scooter en dos ocasiones, aunque ambas con su denominación Burgman. La primera fue con la aparición del Burgman 400 cuando los scooter no tenían motores más grandes de 250 centímetros cúbicos, y luego nuevamente con el Burgman 650, que se posicionó, en su momento, como el scooter con el motor más grandes del mercado y además, como el scooter más enfocado a viajar.
El Suzuki Burgman 650 se presentó inicialmente en el año 2002 y no fueron pocos los que se echaron las manos a la cabeza. Por entonces ya estaban en el mercado la Yamaha T-Max y el Honda Silver Wing 600 –ambos se lanzaron en 2001, aunque llegó antes la Honda–, dos scooter se ponían patas arriba el segmento con sus motores bicilíndricos y dos orientaciones bien distintas.
Suzuki les superó a los dos, pero no solo por cilindrada, sino por concepto lujoso y viajero, era un auténtico scooter Gran Turismo en todos los sentidos, que además, escondía algunos detalles técnicos que los demás ni siquiera se llegaron a plantear, como un cambio semiautomático que podía gestionarse desde unos botones en el manillar.
Técnicamente, se podía decir que era convencional. El chasis era un entramado de tubos de acero y las suspensiones no eran sofisticadas –horquilla delantera convencional, amortiguador trasero con pocas posibilidades de regulación… –, pero el motor estaba anclado directamente al chasis y la transmisión, que era por cascada de piñones, era la que hacía las veces de basculante. El motor era un dos cilindros en paralelo con 638 centímetros cúbicos, inyección electrónica, refrigeración líquida, culata multiválvula y capaz de rendir 55 CV, suficientes para, a pesar del peso y de la enorme carrocería, alcanzar los 180 km/h.
De hecho, la enorme carrocería fue una de las características más destacadas del Suzuki Burgman 650, pues muchos usuarios lo han usado para viajar. Es el scooter tourer, que además, ha demostrado una fiabilidad muy elevada con “kilometradas” nunca vistas en un vehículo como este.
Sin embargo, entre sus peculiaridades, una de las cosas que más llamó la atención fue el cambio semiautomático. Contaba con cinco relaciones fijas, controladas desde unos botones en el manillar. No había, ni ha vuelto a haber, ningún otro scooter con este sistema, lo que quiere decir que, o bien era innecesariamente caro, o nadie lo echa de menos. No en balde, la principal característica de un scooter es, precisamente, su transmisión automática.
Las pruebas publicadas en 2002 destacaron, como cabría esperar, lo espectacular de un scooter con su porte. Era grande, también era pesado, pero tenía una conducción y un comportamiento suave, cómodo y muy rutero. No era amigo de las curvas cerradas tomadas a gran velocidad, pero las carreteras con trazado abierto eran otra cosa.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS