La Yamaha XSR700 Yard Built de Workhorse Speed Shop es un excepcional trabajo, encargado por la propia Yamaha, para la participación en el Sultans of Sprint, una serie de carreras de motos europea, que solo permite la participación de motocicletas con motores de dos cilindros refrigerados por aire y “personalizadas”. No se trata de solo de competición, también se analiza el estilo, la creatividad y, en cierta forma, la locura –¿la originalidad? ¿Salirse del camino marcado?–.
Resulta de lo más interesante ver como algunos fabricantes, sobre todo japoneses, se involucran en la escena custom –el custom no solo tiene que ver con motos “estilo Harley”, el custom es el tuning de las motos… – hasta el punto de tener sus propias series de creaciones. Honda y Yamaha son las marcas más activas en este mundillo y en ocasiones, son artífices de creaciones de lo más espectaculares.
Creaciones como la realizada por Workhorse Speed Shop, una de las motos más llamativas del proyecto Yard Built de Yamaha –el proyecto Yard Built de Yamaha, fomenta la creatividad y la personalización sobre modelos de la serie Sport Heritage del fabricante japonés–. Por norma general, las creaciones para el Yard Built son modelos destinados a ser conducidos por vías públicas, pero en ocasiones, esas creaciones apuntan hacia otros menesteres, como es el caso, pues la moto de Workhorese Speed Shop no puede circular por la calle, pero muchos estarían encantados de tenerla en el salón de casa solo para poder verla todos los días.

Al tratarse de una moto de competición, había que cumplir con una serie de restricciones sobre lo que se puede cambiar y lo que debe dejarse de origen. Sin embargo, salta a la vista que el trabajo ha sido de órdago y muy, muy profundo. Por ejemplo, el carenado está fabricado a mano con aluminio y se inspira en la FZR 750 Bol d’Or de 1985. El chasis se ha bajado un total de 150 milímetros, al tiempo que las estriberas se han retrasado mucho y se ha montado un basculante fabricado para la ocasión con una longitud alargada en 100 milímetros.
La moto iba directa a la llamada Factory Class, la clase donde compiten las fábricas y, en el caso de la Yamaha, era la que tenía el motor más pequeño. El caso es que pretendían jugar con la baza del peso y potenciar la entrega de par. Por eso, se revisó y reequilibró el cigüeñal eliminando los contrapesos. Se montó un embrague antirrebote Suter y se modificaron los cuerpos de inyección. Además, para colmo, se instaló un equipo de óxid nitroso.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS