El Peugeot Jet Force 50 podría considerar como el reemplazo del Speedfight, aunque no tuvo, ni de lejos, el mismo éxito. Su imagen era tan agresiva como su antecesor, y su talante era igual de deportivo, pero el hecho de optar por un motor con inyección frenó su expansión y su aceptación.
Apareció justo en un momento un tanto particular para el segmento de los 50 centímetros cúbicos: la introducción de la inyección de combustible en los motores dos tiempos. Una tecnología que, curiosamente, solo empleó con cierto éxito el grupo Piaggio –en los modelos propios, en Aprilia y en Gilera–, nadie más aparte de Peugeot se involucró, los fabricantes nipones prefirieron desarrollar motores cuatro tiempos de 50 centímetros cúbicos en lugar de pelearse con la inyección en el dos tiempos.
Y ese fue el principal problema del Jet Force, la inyección. Fue uno de los primeros ciclomotores con inyección en un dos tiempos y eso provocó que fuera un dolor de cabeza, sobre todo por culpa de la bomba de gasolina, que se rompía constantemente y, para colmo, era cara de reemplazar. También se criticó la falta de garra, aunque en un motor tan pequeño, con alrededor de 4 o 5 CV, hablar de falta de garra es un claro síntoma de una subida de revoluciones lenta y poco contundente.
Aun así, era un modelo interesante y con aspiraciones muy deportivas. Su chasis perimetral de acero, el basculante de aluminio o el sistema de frenada integral lo situaban muy por encima de la media. Pero lo que realmente llamaba la atención era su aspecto: anguloso, afilado, como si alguien hubiese mezclado un ciclomotor deportivo con una nave de ciencia ficción. Era una tendencia de la época que se podía ver, por ejemplo, en modelos como la Derbi GP1, que también apostaba por un chasis similar a un doble viga.
Con el paso del tiempo, Peugeot retiró los motores de inyección y ofreció motores con carburador, con lo que se eliminó le problema de la bomba de gasolina y se redujo un poco el precio, que era bastante elevado –algo por encima de los 2.500 euros, en la primera década de los 2000–. Sin embargo, no logró remontar ventas y nunca pudo igualar los resultados de su hermano el Peugeot Speedfight.
Hoy puede parecer un recuerdo lejano, pero en el fondo Peugeot nunca perdió del todo esa vena atrevida. Basta mirar el XP400 para entender que todavía queda algo de aquel espíritu del Jet Force: el de una marca que, de vez en cuando, se salta sus propias normas.


Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS