Tal y como vimos en nuestra anterior entrega sobre la Bultaco TSS 360 24 Horas, su victoria en Montjuïc durante 1972 fue en gran medida inesperada. Para empezar, comenzando la década de los setenta las motocicletas con cuatro tiempos y cubicajes por encima de los 700 centímetros cúbicos se estaban haciendo cada vez más fuertes en la prueba barcelonesa. Eso sí, al ser mucho más pesadas que las dos tiempos, estas últimas aún seguían contando con un cierto margen de respuesta. Ese mismo que, contra todo pronóstico, fue aprovechado por la Bultaco.
Además, los constantes problemas de fiabilidad experimentados en 1970 y 1971 tampoco hacían prever nada bueno para la edición de 1972. Y es que, cuando por fin parecían haberse arreglado los problemas en el cigüeñal -incorporando un amortiguador de vibraciones- de repente aparecían fallos en el sistema eléctrico. Todo ello, por cierto, amenizado por desajustes recurrentes en la carburación.
No obstante, la dupla formada por Grau y Bordons marcó un sereno pero implacable ritmo inquebrantable, alzándose con la victoria a golpe de regularidad cronométrica. Eso sí, aún con todo aquella hazaña tenía un claro sabor finisecular. De hecho, revisando la parrilla de salida relativa a la siguiente edición de las 24 Horas de Montjuïc vemos cómo las máquinas monocilíndricas con dos tiempos seguían a la baja.
Un hecho que, como lo ocurrido en Yamaha con su particular gusto por las mecánicas de dos tiempos desde que lanzase la YD-1 allá por 1957, traía de cabeza a las marcas catalanas debido a ser ésta su arquitectura clásica -y única- en relación a los motores. De todos modos, la TSS 360 24 Horas aún tenía mucha batalla por delante, presentándose en la edición de 1973 repintada en amarillo para ser pilotada por la dupla Alguersuari-De Juan.
Y vaya, aún siendo una edición extremadamente rápida -e incluso rompiéndose Alguersuari la clavícula por una caída- la Bultaco logró el segundo puesto, sólo superada por la contundente Ducati 860 pilotada por Salvador Cañellas y Benjamín Grau. A la sazón, dos pilotos que sabían lo que era ganar en Montjuïc con una TSS 360 24 Horas.
A pesar de ir siendo cada vez más eclipsada por las motocicletas de cuatro tiempos con gran cilindrada, la TSS 360 logró el segundo puesto en las 24 Horas de Montjuïc de 1973
Con todo aquello, lo cierto es que no se puede más que verter elogios hacia nuestra protagonista. De facto, la motocicleta monocilíndrica más veloz en toda la historia de las 24 Horas de Montjuïc. Eso sí, buscando no caer ante el sino de los tiempos Bultaco la actualizó de cara a la siguiente edición incrementando la carrera del pistón; motivo por el cual, siendo específicos, la máquina de 1974 pasaría a llamarse Bultaco 400.
Por cierto, tal y como les contamos hace tiempo, justo para aquellas fechas la marca estaba desarrollando un proyecto de motor con en torno a 400 centímetros cúbicos. Proyecto que, de hecho, llegó a probarse de forma experimental sobre varios bastidores de la Pursang con el impetuoso Jim Pomeroy ejerciendo como piloto de pruebas. Todo ello, dicho sea de paso, con un resultado catastrófico pues la entrega de potencia era tan contundente y poco gradual que incluso se producían quiebras en los chasis. De todos modos, y a modo de aclaración, según parece nada induce a pensar que la Bultaco inscrita en las 24 Horas de Montjuïc de 1974 llevase este motor.
En fin, genealogías mecánicas aparte, lo cierto es que aquella TSS ya era del todo una “rara avis” en aquel panorama dominado por las cada vez más potentes máquinas extranjeras. De hecho, la mejor posición en carrera fue ocupar el cuarto puesto y, además, antes de llegar al ecuador de la prueba Ricardo Tormo -pareja esta vez de Alguersuari- entró a boxes con una rotura de motor. Momento en el que, esta vez sí, acabó la historia de esta motocicleta en las 24 Horas de Montjuïc. Eso sí, aún quedaba todo lo relativo al intento realizado por Bultaco a fin de llevarla a serie. Hecho éste sobre el cual realizaremos nuestra quinta y última entrega sobre la TSS 360 24 Horas.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS