Todos conocemos los motores radiales que se montaban en los aviones posteriores a la primera guerra mundial. Estos motores en estrella movían las hélices de los aviones, de manera más fiable que los antiguos motores rotativos, que se sobrecalentaban y tendían a fallar. Disponen de algunas ventajas respecto a los motores en línea o en V, y es por eso que triunfaron en la era pre-reacción. Pero, ¿a quién se le ocurriría montarlo en una moto? Pues a John Levey, fundador de JRL Motorcycles y creador de lo que veis aquí: la JRL Lucky7, con un motor radial de 7 cilindros.
Esta moto creada específicamente para albergar este motor, fue creada en 2006 por JRL, pero surgió como casi todas las ideas: en un bar, charlando con amigos y dibujando en una servilleta. John Levey charlaba con su cuñado Mike Wherle y dos amigos más, Tim Deml y Chet Thomas. Alguien lanzó la idea de “por qué no colocar un motor radial en una moto“, y comenzó la discusión. Tan en serio la llevaron, que en noviembre de 2005 ya tenían en su poder un motor Rotec R2800. Ahora había que crear la moto alrededor del motor.
La primera discusión era como montarlo: transversal o longitudinal. Eligieron la manera más natural, transversal, de manera que por espacio y disposición de la transmisión era lo más adecuado. Comenzaron con el diseño del chasis, y la adaptación de las piezas para acoplar la transmisión. Por lo particular del diseño, muchas de las piezas tuvieron que fabricarse a mano.
El motor R2800 es un motor radial de 7 cilindros, refrigerado por aire, con 2.800 cm3 en total, que ofrece una potencia de 110 CV y 217 Nm de par. Potencia alta, pero el par es tremendamente elevado: una virtud de los motores radiales. Posee un carburador Bing de 40 mm que alimenta el motor con buenas dosis de combustible: el consumo es bastante elevado y con su tanque de poco más de 9 litros, da para aproximadamente una hora de autonomía a velocidad de crucero.
La moto hizo su debut en 2006 en el evento EAA AirVenture Oshkosh Air Show y fue todo un éxito. Desde entonces, JRL sigue fabricándolas bajo pedido, con un precio de 98.000 dólares y un tiempo de entrega de entre seis meses y un año. Una moto de “altos vuelos”, para clientes pacientes y adinerados.
Pablo Mayo
Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches, y ahora también las motos. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.COMENTARIOS