En plena fiebre ochentera por los scooters, Benelli quiso subirse a la ola con algo distinto. El resultado fue la Benelli Laser 50, una pequeña moto urbana lanzada a mediados de los 80 que, paradójicamente, parecía todo menos italiana. Mientras Vespa o Garelli seguían fieles a sus líneas redondeadas, Benelli miró hacia Japón o esa impresión da.
Benelli, en aquellos años, estaba bajo el control de Guzzi y estaba en plena transición, auque, en realidad hablar de transición es usar palabras muy suaves. Benelli, en realidad, no estaba en su mejor momento y necesitaba abrir mercado y ampliar su alcance, encontrar algo que aumentara las ventas. Los japoneses había arrasado en el segmento de las motos deportivas y no merecía seguir insistiendo; poco más se podía hacer.
La opción estaba en abrir mercado por abajo, en los segmentos más pequeños, donde las ventas eran cuantiosas, dado que los vehículos eran baratos. Además, el segmento de los ciclomotores, sobre todo scooter, estaba en plena explosión en la década de los 80, así que todo apuntaba en una dirección. Y así fue como Benelli lanzó el Laser, un scooter que, si no te fijas en los logotipos, podrías confundirlo con un scooter japonés. Su diseño parece una evolución directa de las Honda Spacy y Elite, con ese aire tecnológico y futurista tan propio de los scooters nipones de la época: faro rectangular, carenados en ángulo, colores sólidos y un puesto de conducción amplio y bajo. Nada de cromados o curvas clásicas: la Laser era pura modernidad.
Si nos guiamos por lo que decía la prensa italiana, los diseñadores querían romper con lo convencional, de ahí ese frontal tan envolverte –cubre la rueda casi por completo–, la plataforma totalmente plana –se adelantó a su tiempo, pues no sería un fuerte argumento de venta hasta los 90– y el peculiar asiento con respaldo, que apenas deja hueco para un hipotético pasajero.
Debajo de ese envoltorio tan distinto, escondía un motor de dos tiempos y 50 centímetros cúbicos, refrigerado por aire, que rondaba los 4 CV y que movía con soltura sus apenas 51 kg en seco. Era sencilla, fiable y vivaz. El chasis, todo sea dicho, no era innovador, sino muy típico en el segmento scooter: un multitubular de acero con horquilla telescópica y un amortiguador con bieletas detrás. Los frenos eran de tambor en las dos ruedas.
Nunca llegó oficialmente a España, y ni siquiera en Italia tuvo una gran difusión. Su rareza actual es proporcional a lo atrevido de su planteamiento. Quizá por eso hoy resulta tan interesante: la Benelli Laser 50 representa aquel momento en que incluso una marca con alma puramente italiana quiso parecer japonesa, soñando con el futuro que se anunciaba en los neones de Tokio.


Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS