Sí, hay motos que estéticamente no son agradables a la vista por no decir que son realmente feas, espantosas y horrorosas, aunque esa fealdad hace que sean atractivas. En un momento distopico donde muchas marcas jugaban a crear la moto del futuro, en Bimota se pasaron el juego diseñando una moto que intentaba emular un mundo ideal donde las líneas futuristas se mezclaban con la estética propia de un insecto volador. Dicho de otra manera, la Bimota DB3 Mantra es una de las motos más feas que hay en el mercado y eso ha hecho que pase a la historia y siempre sea recordada.
Presentada en 1996, esta moto italiana rompía con la tendencia habitual del mercado. Históricamente apostaban por motores potentes, pero venían con chasis deficientes. En ese sentido, dieron un paso al frente al comprender que era eso en lo que fallaban en el pasado, consiguiendo que la Mantra fuese una moto exótica y puramente deportiva. Todo ello fue posible gracias al cambio de filosofía de la
marca, donde comenzaron a producir motos desde cero, probando piezas y sin pasar por muchas manos, que eso era lo que hizo que fuesen poco a poco cayendo en el olvido.
En un momento donde decidieron seguir trabajando en el mundo de la competición, pero adentrándose en el del producto, desde Bimota vieron las puertas del cielo abierto y no es para menos. Aprovechando del
proyecto personal de Sacha Lakic, le contrataron y le pidieron que arriesgara sin pensar en nada y eso fue lo que se encontraron. Con un chasis diseñado por Pier Luigi Marconi, se encontraron con una moto deportiva y que podía ser una naked al dejar al aire todo lo que esconde un carenado tradicional.
La Bimota DB3 Mantra era una moto que tenía un bastidor de tubos de aluminio ovalados que ya estaba presente en otros modelos. En ese sentido, la DB3 era una evolución de la DB2 y no era para menos, manteniendo la geometría idéntica que ya estaba presente en un modelo que fue concebido como revolucionario. En cuanto a su motor, apostaba por un V2 de Ducati de 904 cc que procedía de la 900SS de refrigeración por aire, el cual ofrecía 86 CV y 89 Nm de par motor.
Desde Bimota querían ir a por todas y eso suponía apostar por diseños radicales, aunque su manera de trabajar era propia de los viejos artesanos, haciéndolo todo a mano y cuidando todos los detalles. Apta
para las carreteras y las calles urbanas, este modelo fue fruto de dos magos de lo suyo. Esta moto era sencilla y cómoda de pilotar, pero no terminó de adentrarse en el mercado italiano, especialmente por sus
condiciones, con un precio superior al de una Ducati y sin garantía, muchos usuarios rechazaron la opción de comprarla, llegando a producirse un total de 454 modelos, por lo que no pudo seguir el éxito del DB2. Se trataba de una moto demasiado avanzada para el tiempo que era, pero no fue un fracaso a nivel técnico y es que la firma italiana
seguiría trabajando sobre la misma base en otros modelos que lanzarían
posteriormente.
Alejandro Delgado
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