Hubo un momento en el que BMW no se lo pensaban dos veces en hacer modelos que fuesen guerreros y sobre todo, que no perdieran la esencia de la marca. En ese sentido, los alemanes comprendieron desde el primer momento que era necesario lanzar una Gran Turismo que fuese apta para a los tradicionales usuarios de la marca, pero con un toque algo más dinámico, algo más deportivo. Por ello, en el 2009 hicieron se laznó la BMW K1300 GT, una moto donde la tradicional calidad de BMW y el rendimiento estaban en un primer plano, potenciando especialmente la comodidad en cada uno de nuestros viajes.
Desde la firma alemana crearon una pieza de ingeniería propia de los mayores genios. Era una moto “muy BMW” en cuanto a tamaño, pero cuando comenzaba a andar y a moverse era dócil y ágil, con un gran manejo, dando lugar a ese espíritu libre que muchos usuarios estaban buscando. Escondido tras su carenado, un potente y robusto motor de 1.293 cc y 160 CV, un cuatro en línea que desde el inicio ya se podía comprobar que era vibrante, hacía de la moto una Gran Turismo muy veloz y más potente que la competencia.
En BMW se habían propuesto ir un paso más allá, dando ese carácter deportivo y de moto manejable, que a pesar de ser potente, tenía una entrega de potencia suave. Articulado alrededor de un chasis de aluminio fundido, este modelo era de los más avanzados del mercado, especialmente de la mano de una suspensión eléctrica ajustable y un potente sistema de frenado formado por 2 discos de 320 mm con pinzas de 4 pistones delanteros y un disco de 294 mm con pinza de dos pistones en sus ruedas de 17 pulgadas.
La K 1300 GT era una auténtica BMW por ergonomía, por calidades de fabricación y por supuesto, por diseño, pero tuvo problemas de juventud
Capaz de alcanzar los 250 km/h, esta moto era tan poderosa como, al parecer, defectuosa y es que la fiabilidad no era su punto fuerte lamentablemente si hacemos caso a la revista Motociclismo y la prueba de larga duración –50.000 kilómetros–, de una BM K 1300 GT, que estuvo plagada de averías. También es posible que fuera cuestión de la unidad, pues por todos es sabido que toda BMW presume de una elevada fiabilidad, con la que hacer miles de kilómetros sin inconvenientes.
Se trataba de una de las motos que pasarán a la historia por sus prestaciones y sus intenciones. La BMW K1300 GT es una todoterreno que ofrecía una gran potencia en todos los aspectos, pero en algunos foros era fácil encontrar quejas sobre problemas con las K 1300 GT, algunos de ellos de esos que levantan dolor de cabeza. Eso sí, en la marca alemana aprendieron de sus errores y todos los fallos fueron resueltos en campaña, así que una unidad en buen estado y con todas las campañas hechas, ofrece kilómetros de placer. .
Alejandro Delgado
Una gran moto, sin duda, que siempre me ha parecido el intento de BMW de hacer una gran turismo con alma deportiva, al estilo de la Yamaha FJR 1300. Pero no fueron capaces de alcanzar la fiabilidad de la FJR.