Descartando su pasado más pretérito como taller de bicicletas, los inicios de la Derbi moderna se sitúan en 1950. Año en el que, como ya había hecho la filial de Moto Guzzi en España un poco antes con modelo 65, lanzó al mercado un efectivo velomotor que ha pasado a la historia bajo las siglas SRS. Aún a medio camino entre la bicicleta y la motocicleta – hecho que viene atestiguado por su primitivo bastidor -, gracias a esta máquina Derbi echó a andar todavía sin el claro carácter unido a las bajas cilindradas que acabaría caracterizando a la marca ya durante los años sesenta. Es más, examinando la gama del fabricante catalán durante los años cincuenta incluso vemos modelos bicilíndricos con hasta 350 centímetros cúbicos de cilindrada.
No obstante, la expansión de FASA y SEAT junto al propio crecimiento de las clases medias hicieron que el panorama motociclista en España cambiase radicalmente a finales de los años cincuenta. De repente, las turismo enfocadas a la mezcla de viajes y día a día en la ciudad vieron casi desaparecido su hueco en el mercado. Así las cosas, la situación comercial se polarizó. Por un lado estaba todo aquello que tenía que ver con el ocio y la deportividad, especialmente si venía referido al creciente mundo del Off-Road como muy bien entendieron en OSSA y Bultaco. Y, por otro, todo lo referido al ámbito más práctico, urbano y, especialmente, asequible.
Llegados a este punto, Derbi entendió a la perfección la importancia que los ciclomotores iban a seguir teniendo en España. Bendecidos no sólo por su bajo precio y consumos, sino también por la nula necesidad de ser matriculados o asegurados. Con todo ello, en 1960 presentó uno de sus modelos más icónicos. La Derbi 65. Responsable de inaugurar la saga de las Derbi ligeras con motor Sachs y que, en 1961, encontraría una excelente variante deportiva gracias a la GS. Verdaderamente, la antecesora primera de las Balas Rojas con cincuenta centímetros cúbicos que habría de concebir el departamento de competición de la marca desde 1964.
Cuando en 1961 apareció la GS, estaba claro cómo derbi supo apostar por la deportividad en las cilindradas más pequeñas gracias a su carácter extremadamente nervioso
Derbi 74 Sprint, una máquina a medio camino
Aunque la GS ha pasado a la historia como una variante radical y muy nerviosa de la sencilla 65 – conocida como “ Derbi Paleta “ gracias a lo popular que fue entre el gremio de albañiles -, lo cierto es que era una máquina con bastantes elementos originales. Para el empezar el bastidor, habiendo sustituido el de chapa estampada de la 65 – flexible y realmente no tan ligero como pudiera parecer – por uno de espina simple de la cual colgaba el motor. Claramente mucho más rígido y ligero. En fin, puro nervio tal y como pudieron constatar multitud de jóvenes entusiastas que hicieron de la GS todo un mito en aquella España que iba acostumbrándose al desarrollismo.
Así las cosas, en mayo de 1961 se produjo un cambio legal en materia de homologación de ciclomotores, los cuales ya no podrían pasar de los 50 centímetros cúbicos. De esta manera, en Derbi fueron adaptándose de la siguiente manera: por un lado la Derbi Antorcha – 1965 – ocuparía el espectro más bajo y utilitario de la gama, mientras que por otro habría de existir un modelo a medio camino entre los ciclomotores y las turismo con en torno a 100 centímetros cúbicos.
Bajo este razonamiento, en 1962 apareció la Derbi 74 Sprint. Una máquina que, desgraciadamente, no encontró un lugar claro en el mercado debido a las múltiples interpretaciones suscitadas en base a la misma. Veamos. Para empezar, quienes la abordaban en comparación con la GS veían en la Sprint una versión acomodada de la misma. Algo que se dejaba notar no sólo en los ajustes del motor – sensiblemente menos nervioso – sino también en la propia posición de conducción, mucho más relajada aún utilizando el mismo bastidor.
Debido a la nueva reglamentación de ciclomotores presentada en mayo de 1961, el comienzo de la década fue una época de cambios ya adaptaciones de las diferentes gamas relativas a las cilindradas más escuetas
Asimismo, quienes la comparaban con las motocicletas turismo del momento – por una ejemplo una Montesa Impala, ya que apareció también en 1962 – no dejaban de ver a la Derbi 74 Sprint como una máquina poco creíble, claramente superior a un ciclomotor aunque, al mismo tiempo, evidentemente inferior a una turismo con más de 100 centímetros cúbicos. De hecho, incluso le hacía competencia a su hermana pequeña la Derbi 65. Así las cosas, no fue una de las más populares ni rabiosas máquinas de la casa catalana durante los años sesenta, pero sí una de las protagonistas del proceso por el cual ésta se fue anclando como el gran referente en España cuando se habla de las cilindradas más modestas.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS