Si hay una característica dominante en las motocicletas diseñadas por las marcas catalanas ésa ha sido la de usar de forma forma recurrente los motores monocilíndricos con dos tiempos. De hecho, más allá de Sanglas son muy pocos los casos relativos al uso de mecánicas con cuatro tiempos. Algo lógico desde el punto de vista histórico. No en vano, aunque España había logrado alcanzar una importante capacidad productiva para finales de los años cincuenta, lo cierto es que en materia de diseño nunca logró estar a la altura de Italia, Reino Unido o Japón. Es más, la carencia de una industria auxiliar lo suficientemente amplia tampoco ponía las cosas fáciles de cara a construir motores de cuatro tiempos, claramente más complejos que los de dos.

Así las cosas, el motociclismo ibérico se encontraba traspasado por las mecánicas con dos tiempos desde las monturas de calle para el día a día hasta las más evolucionadas máquinas de competición como las balas rojas de Derbi o las Bultaco TTS. De hecho, una de estas últimas – en la cilindrada del cuarto de litro – logró un tercer puesto en el GP de España 1967 justo por detrás de sofisticados modelos con hasta cuatro cilindros. No obstante, ver una cuatro tiempos rodando por las carreteras españolas del momento resultaba toda una rareza.

De esta manera, que OSSA intentase desarrollar un motor así durante los años cincuenta no deja de ser sorprendente. De hecho, en 1954 se le encargó un diseño en este sentido a Sandro Colombo, quien justo aquel año abandonaba Gilera para compatibilizar el trabajar en Bianchi con sus funciones como consultor tecnológico a otras marcas. No obstante, aquel ingenio no pudo llegar a serie debido a los problemas con la industria auxiliar local. Aún incapaz de producir con calidad debido a los constantes problemas relativos a dos cuestiones. La primera referida a la dificultad sufrida por las empresas españolas a la hora de acceder a materias primas de calidad en los mercados internacionales. Y, la segunda, definida por el perfeccionamiento pendiente en las técnicas de trabajo.

Desde antes de la Guerra Civil los fundadores de OSSA habían anhelado ofrecer en España motores de motocicleta con cuatro tiempos. Finalmente, y tras la intentona con Norton, lo lograron con la licencia de la italiana Moto Morini

OSSA 175 GT, la primera y única cuatro tiempos

A pesar de lo ocurrido en 1954, tres años después Manuel Giró seguía intentando presentar motocicletas de cuatro tiempos en el mercado español al igual que lo hacía Sanglas o Avello. La primera con patentes propias y la segunda produciendo bajo la licencia de MV Agusta. Así las cosas, viajó hasta Italia a fin de encontrar un socio tecnológico en este sentido. De esta manera, además de fortalecer las relaciones con Sandro Colombo logró cerrar un acuerdo con Moto Morini.

Fundada en 1937, esta histórica casa italiana siempre se había caracterizado por las mecánicas con dos tiempos hasta que, en 1952, presentó un monocilíndrico con cuatro tiempos enfocado a la competición. Y sí, aquel motor hacía de las Morini unas motocicletas rápidas. De hecho, muy rápidas. Gracias a ello, su nombre pasó a ser moneda común no sólo en las pistas italianas sino también las citas del Mundial. Además, en 1954 aprovechó las excelencias de aquella mecánica para lanzar a gran serie una motocicleta GT con 175 centímetros cúbicos.

Justo aquella en la que se iba a basar OSSA para idear el prototipo de su propia 175 GT en 1958. Por cierto, usando como base un bastidor diseñado por Sandro Colomo, aplicando en el mismo un diseño parecido al usado en la Bianchi Tonale 175. El cual, además, tendría un eco evidente la OSSA 160 de 1963. La motocicleta turismo con la que la casa catalana logró abrir un nuevo periodo mecánico superando a los monocilíndricos de las primigenias 125 inspiradas en las DKW de los años treinta.

Más allá de Sanglas o Avello con modelos de MV Agusta, en España apenas se fabricaba nada que se saliera del esquema monocilíndrico con dos tiempos

Así las cosas, finalmente la OSSA 175 GT pudo presentarse en los concesionarios durante 1960. Y vaya, lo cierto es que aquel modelo resultaba de lo más impactante en la España de la época. No en vano, el exótico cuatro tiempos fabricado bajo licencia de Moto Morini rendía 12 CV con un cubicaje de 172,47 centímetros cúbicos y una relación de compresión de 8,5:1 alimentándose por un carburador Dell’Orto con difusor de 22,5 milímetros. Eso sí, el mercado local no estaba preparado para aquella motocicleta. Especialmente cara debido a los costes inherentes a la fabricación de un motor con cuatro tiempos. En fin, toda una rareza que hoy en día bien puede hacer las delicias de los coleccionistas más empedernidos gracias a las tan sólo 600 unidades fabricadas entre 1960 y 1963. Es más, fue la primera y última cuatro tiempos producida en serie por OSSA.