Examinando los primeros años de OSSA, es fácil percatarse sobre dos cuestiones evidentes. La primera tiene que ver con sus propios inicios, los cuales fueron bastante dificultosos. De hecho, entre el estallido de la Guerra Civil, los problemas con la industria auxiliar y los infructuosos tratos con Norton y BMW – negociando hipotéticas producciones bajo licencia – OSSA tardó casi dos décadas en saltar de la industria cinematográfica a la motociclista a instancias de Manuel Giró. Además, la segunda también va en relación a una cierta demora.
Y es que, una vez lanzada la gama de la casa catalana, ésta apenas experimentó ampliaciones hasta bien entrados los años sesenta. Debido a ello, durante no poco tiempo la oferta de OSSA se basó en las distintas evoluciones de su modelo 125 acompañadas por los ciclomotores presentados a mediados de los años cincuenta. No obstante, a finales de la década al fin llegaba una motocicleta deportiva realmente original para el mercado español del momento. Hablamos de la 175 GT. Dotada con un motor de cuatro tiempos fabricado bajo licencia de la italiana Moto Morini, ésta se construyó en base a un chasis diseñado por Sandro Colombo.
Sin embargo, el motor de cuatro tiempos lastró su comercialización. No en vano, éste aumentaba el precio de salida, añadiendo problemas a una máquina ya de por sí bastante exótica en el mercado español de la época. Así las cosas, a comienzos de los años sesenta OSSA necesitaba encontrar un modelo renovador en lo mecánico y eficaz en lo comercial. Más aún según las 125 iban ganando años, presentándose como unas motocicletas eficaces pero, al tiempo, deudoras de una tecnología creada en la lejana Alemania de los años treinta. De esta manera, en 1963 se presentaba la 160 con un motor de nuevo cuño a cargo de Sandro Colombo. El punto de partida para una nueva época en OSSA.
En 1964 un joven y recién licenciado Eduardo Giró llegaba al departamento de prototipos para dar un nuevo impulso a la marca
OSSA 175 Sport, una evolución de la 160
Gracias a la 160, la casa catalana dejaba atrás el pasado para abrazar así una nueva época de éxitos y expansión. No obstante, en este sentido quizás el hecho más ilustrativo fue el inicio de la carrera profesional de Eduard Giró en 1964. Casi recién licenciado en ingeniería, el hijo de Manuel Giró fue el responsable directo del cambio de rumbo protagonizado por OSSA durante los años sesenta, apostando claramente por la deportividad y la competición tanto en asfalto como en tierra.
Además, sus inicios en el departamento de prototipos coincidieron con la contratación de Sandro Colombo en Innocenti, descendiendo así su actividad como consultor externo en marcas como, precisamente, OSSA. Con todo ello, la primera actualización de gama realizada por Eduard Giró tuvo que ver con la 160, elevando su cilindrada hasta los 174,77 centímetros cúbicos para rendir así 19 CV a 7.200 revoluciones por minuto de cara a crear este nuevo modelo, con casi 9 CV más que los ofrecidos por la mencionada 160. Además, la velocidad punta se aumentaba hasta los 136 kilómetros por hora.
En suma, con la 175 Sport al fin había una Sport-Turismo de dos tiempos en la gama de OSSA como alternativa frente a los modelos equivalentes en Bultaco y Montesa. Además, todo ello se había logrado bajo patentes propias, eludiendo así el contar con un fabricante extranjero como ya se había hecho con Moto Morini e intentado con BMW y Norton. Y vaya, por si todo esto fuera poco la OSSA 175 Sport servía como una buena base para ampliar la gama de asfalto.
Tras la 175 con cuatro tiempos equipada con un motor de Moto Morini, esta motocicleta contaba con una mecánica diseñada por la propia OSSA evolucionando la presente en la 160 del año anterior
De hecho, al hilo de ésta aparecieron la 175-SE, la 230 Sport y la 250 Sport. Esta última con 26 CV para ser así una de las cuarto de litro más prestacionales en el panorama europeo. No obstante, al año siguiente a la aparición de la 175 Sport OSSA lanzaba su Scrambler. Punto de partida para su crecimiento en el segmento de las Off-Road, orientándose hacia los Estados Unidos para, a finales de la década, ya estar dedicando hasta tres cuartas partes de su producción a aquel mercado. En fin, si bien la 175 Sport consolidaba la línea trazada por la 160, lo cierto es que en aquel momento los intereses de la casa catalana estaban virando hacia coordenadas bien distintas.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS