En el marco de la transición hacia la movilidad eléctrica existen múltiples polémicas acerca de las cuales la Switch eScrambler es un buen ejemplo. Por un lado, los datos sobre recursos medioambientales y polución del aire son incontestables. Sin embargo, los vehículos eléctricos plantean problemas en esas mismas cuestiones respecto a huella ecológica en su fabricación y extracción de los minerales necesarios para las baterías. Además, en lo que se refiere al consumidor centrado en nichos de mercado más allá del mero uso práctico y diario existen debates muy encendidos sobre el cambio en la experiencia de conducción.
Así las cosas, diversas marcas tanto de automóviles como de motocicletas intentan conciliar pasado y presente con monturas eléctricas repletas de inspiración retro. Algo que en el mundo de las cuatro ruedas hemos visto con los Peugeot e-Legend o el inminente R5 eléctrico, pero que en el de las motos se visualiza claramente con iniciativas llevadas a cabo por pequeñas empresas como Switch. Un fabricante neozelandés fundado el pasado 2013 que con sus diseños intenta proyectarse hacia el futuro basándose en categorías de viejo cuño como la scrambler.
Un nombre que muchos asocian directamente al modelo de Ducati. Pero que en verdad designa a todo un segmento de motocicletas que, sin ser modelos trail, entremezclan características de carretera con otras de campo. Modelos por tanto muy versátiles en su uso, el cual siempre está dominado por un claro afán recreativo y deportivo. Un segmento al cual apunta la Switch eScrambler ofreciendo la ligereza del aluminio, el nervio de un chasis corto y el empuje de un motor eléctrico capaz de llevarnos a 150 km/h con un cero a cien en 3,2 segundos.
Esta motocicleta eléctrica es una de las últimas en echar mano del diseño retro para presentar de una forma más atractiva el futuro sin motores de combustión
Switch eScrambler, estética retro con motor eléctrico
Una de las cuestiones más interesantes en la Switch eScrambler es que su estética no es un mero oportunismo. Lejos de ello, este modelo cuenta con razones de peso para ser como es. Fuera de diseños sin fuste donde una visión despersonalizada del pasado conforma monturas tan cursis como poco efectivas. En el caso de la eScrambler la primera y mayor razón de su definición tiene nombre propio; el de Michel Riis Eriksen.
Antiguo empleado de Yamaha previamente curtido en el Flat Track. Tipo de competición nacida en América con motos de tamaño medio disputando el trofeo sobre un óvalo de tierra. Una disciplina que exige motocicletas muy similares a lo que puede ser una scrambler, demandando ir a altas velocidades pero sin olvidar capacidades camperas para defenderse en el barro o derrapar alegremente. Bajo estas coordenadas, Michel Riis ha ideado para la eScrambler un chasis de aluminio en forma de cuna.
Ligero y perfecto para albergar las grandes baterías de origen Panasonic elaboradas con polímeros de litio, las cuales dan hasta 150 kilómetros de autonomía. Respecto a la relación con el suelo, ésta se gestiona con unos gruesos neumáticos de tacos con claras capacidades campestres, montados en unas llantas de radios de 18 pulgadas con frenos de disco. En conjunto, el resultado promete una interesante mezcla de nervio – chasis corto y ligero con las respuestas inmediatas de cualquier motor eléctrico – y adaptación a diferentes terrenos.
Su diseño sencillo y depurado esconde aptitudes para moverse con facilidad tanto por carretera como campo. Justo lo que se espera de una Scrambler
Todo ello rematado con un diseño geométrico y espartano que sin duda invita a superar las dudas de los aficionados más puristas hacia la propulsión eléctrica. Y es que, aún formados y criados en el olor a gasolina y el sonido de los motores de combustión, vemos que las motocicletas eléctricas empiezan a despuntar avanzando un futuro donde el cambiar no tiene razón para estar reñido con la pérdida de sensaciones. Eso sí, serán otras. Aunque no menos intensas. Al fin y al cabo, hasta el más ardiente defensor de la gasolina seguramente estaría encantado de darse una vuelta en esta Switch eScrambler.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS