A la Vespa se le ha visto en todo tipo de situaciones. Desde cruzando el Canal de la Mancha adaptada a una forma de balsa hasta surcando parajes desérticos en zonas aisladas de Asia. Siempre demostrando sus capacidades como scooter hecho a prueba de balas, con una dureza y fiabilidad dignas de aquello para lo cual fue ideada. Motorizar a un país devastado por la Segunda Guerra Mundial a través de una motocicleta sencilla, económica y de fácil mantenimiento. Características que alejan a la Vespa de la deportividad, siendo por tanto bastante llamativa la aparición en 1951 de la Vespa Siluro.
Un torpedo con ruedas envuelto en un carenado aerodinámico y futurista bajo el cual se encontraba la creación de Corradino D’Ascanio. Inventor del primer helicóptero moderno y uno de los ingenieros de Piaggio, al cual se encomendó la tarea de convertir lo cotidiano en excepcional gracias a una motocicleta construida para lograr el récord mundial de velocidad en kilómetro lanzado. Algo que logró el nueve de febrero de 1951 en la carretera que comunica la ciudad de Roma con el puerto de Ostia. Concretamente en el tramo que dista del kilómetro diez al once, llegando a marcar una velocidad punta de 171,1 kilómetros por hora cubriendo los mil metros en tan sólo 21 segundos y cuatro centésimas.
Una de esas hazañas propias de los tiempos seminales del motor, especialmente por el arrojo y falta de cuidado por la propia vida exhibidos por el piloto Dino Mazzoncini. Todo ello para lograr un golpe de efecto mediático contra la Lambretta fabricada por la milanesa Innocenti. La cual había conseguido hasta 36 récords de velocidad en esas mismas fechas tanto en carretera como en circuito, poniendo así en entredicho a Piaggio dentro de una pugna por las grandes ventas que, al fin y al cabo, también se libraba en el escaparate tecnológico expuesto por la competición. Justo el ámbito donde la Vespa Siluro tenía que dar la respuesta.
Usar las hazañas en competición para vender motocicletas de serie es una de las estrategias publicitarias más manidas en el motociclismo, y también la idea que motivó a Piaggio lanzarse al proyecto de la Vespa Siluro
Vespa Siluro, un golpe de efecto mediático
Lo de usar las hazañas deportivas para vender productos de serie viene haciéndose desde los primeros momentos del motociclismo de serie. De hecho, incluso en España tenemos un buen ejemplo. Concretamente el que Bultaco protagonizó en 1960 con su Cazarécords, la cual tenía como principal misión poner los focos de la prensa sobre los diseños deportivos de la marca española aún desconocida por haberse fundado sólo dos años antes. Bajo la misma lógica, Piaggio diseñó la Vespa Siluro para contrarrestar el empuje mediático de las Lambretta en competición.
De esta forma, y al igual que ocurre con no pocos coches de rallye sólo similares al modelo de serie en el nombre y las líneas maestras de la carrocería, la Vespa Siluro apenas comparte nada con el modelo que todos tenemos en mente. Creada desde cero para la obtención del récord mundial en kilómetro lanzado, la Siluro llama la atención por su forma en la que el piloto va casi tendido al suelo. Además, el cuerpo queda envuelto por un carenado aerodinámico que convierte a la motocicleta en un misil a ras de suelo.
Hasta el casco de Mazzoncini se diseñó con la forma de una gota de lluvia arrastrada por el aire. Y eso no es todo, porque bajo los paneles de la carrocería la Vespa Siluro esconde una interesante y original mecánica con dos pistones opuestos y 125 cm3, dos carburadores Dell’Orto SSI 23 y dos cigüeñales conectados por engranajes. Una obra única hecha a medida, de la cual se dieron en su momento muy pocos detalles puesto que a nivel publicitario no interesaba remarcar las nulas similitudes entre el motor de la Vespa Siluro y el equipado por las de serie.
La aerodinámica era tan cuidada que incluso el propio piloto iba envuelto en el carenado de la moto, aunque la verdadera pieza de artesanía en diseño industrial fue su motor de pistones opuestos con dos cigüeñales
Respecto a las prestaciones, éstas se fijaron en 21 CV a 9.500 revoluciones por minuto, refrigerándose por líquido ya que las primeras pruebas con refrigeración por aire dieron como resultado unas temperaturas inadmisibles. Otro de los rasgos que definen a la Vespa Siluro como una de las máquinas para velocidad más refinadas de su época son los neumáticos. Firmados por Pirelli y creados en exclusiva para este modelo. Así las cosas, resulta obvio que entre la Siluro y el resto de unidades Vespa dista todo un mundo. No obstante, el simple compartir nombre las unió sirviendo como una excelente campaña publicitaria para Piaggio. Cosas de la mercadotecnia.
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Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS