El gigante industrial Polaris dedicado a la fabricación de vehículos para la nieve, para el agua y para el off road, lanza al mercado a finales de los 90 una nueva moto para robarle ventas a la legendaria Harley-Davidson, mejorando todos los defectos y virtudes de las V-twin de Milwaukee bajo el auspicio del típico custom americano: la Victory V92C.
Obviamente, para desarrollar una moto que compitiera con la gran marca americana sólo tuvieron que seguir las directrices que han ido marcando las ventas del mercado, en donde todo el diseño de la moto giraba alrededor de un motor en V de gran cilindrada, complementándose con la difusión de cromados distribuidos por toda la motocicleta.
Victory presentó una moto con una estética que podríamos tratar de típica, presidida por un motor refrigerado por aire y aceite, pero que prescindía de las tapas cromadas presentes en los costados de los motores Harley-Davidson que se encargaban de embellecer los diferentes elementos del sistema de admisión. En concreto los técnicos intentaron mantener una estética simple a ambos lados de la moto recurriendo a esconder este sistema bajo el depósito de 19 litros de capacidad y de hacer pasar desapercibido, dentro de lo posible, el radiador de aceite del motor, situándolo en la parte frontal e inferior del bastidor.
En concreto, el corazón de esta máquina era un motor en V de 1.507 cc, que en esta ocasión gozaba de un ángulo entre cilindros de 50º, de un sistema de engrase por cárter húmedo y de una distribución que dejaba a un lado el antediluviano sistema de varillas y balancines de la competencia. En este caso se recurría a mover las 4 válvulas de cada cámara de combustión mediante una cadena, contando a la vez con un atípico sistema de taqués hidráulicos, que hacía que el mecánico se olvidase del control del juego de válvulas en cada revisión. Alimentado mediante inyección electrónica, la Victory disfrutaba de un rendimiento de primera por parte de su propulsor, produciendo una potencia máxima de 75 CV a 5.500 rpm y de un par máximo de 115 Nm a sólo 2.500 rpm, con un mínimo de vibraciones gracias a un árbol contrarrotante. Con unas prestaciones de 190 km/h de velocidad máxima y una aceleración de 0-100 km/h de 4,4 segundos; su consumo medio se mantenía alrededor de los 6,5 litros.
El bastidor era un convencional doble cuna realizado en tubo de acero de sección redonda, al cual se fijaba una horquilla Marzocchi de 45 mm de diámetro de barras en la parte anterior y en la parte posterior un basculante del tipo hard tail con el monoamortiguador de origen Fox actuando directamente y ubicado bajo el asiento. La frenada delantera se confiaba a una pinza Brembo de cuatro pistones que trabajaba sobre un disco de 300 mm instalado en una llanta de aluminio de 16”, mientras que la trasera recurría a una pinza de dos pistones actuando sobre otro disco de las mismas dimensiones.
Puede resultar redundante, pero la posición de conducción es la que se podría esperar de una moto de este tipo, con la baja espalda descansando en un cómodo asiento, las piernas formando un ángulo recto y los pies reposando sobre unas amplias plataformas, a la vez que los brazos se apoyaban relajadamente en un ancho manillar tipo cuernos de vaca. La información provenía de una instrumentación que contaba con una única esfera integrada en el gran faro delantero e incluía velocímetro, cuentarrevoluciones y varios avisadores luminosos (entrada de la reserva, luz larga, punto muerto y presión de aceite).
Con un peso que rondaba los 285 kg las maniobras en parado se volvían complicadas si el piloto no disponía de la necesaria corpulencia para poder mover esa masa, algo que cambiaba profundamente cuando se ponía en movimiento. Dentro de lo que cabe, disponía de unas buenas dotes dinámicas, entre las que destacaba su finura y suavidad de funcionamiento en cualquier tipo de trazado, siempre y cuando no se sobrepasasen los límites del sentido común. No asimilaba bien la conducción sport en zona de curvas, por todo lo que conllevaba (frenos, rigidez de bastidor,…) aunque si fuese por su motor no habría ningún problema, dado que siempre estaba dispuesto a responder desde sólo 1.500 rpm hasta llegar a las 5.500 rpm.
Se podría decir que era una visión más tecnológica de una Harley-Davidson y es que con un precio de 22.000€ cabría perfectamente en la lista de precios de las motos de Milwaukee.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS