Cuando apareció en 1968, la DT-1 sintetizó a la perfección lo que estaba pidiendo una buena parte de la juventud estadounidense con ganas de iniciarse al Motocross.
Entre 1965 y 1968 se dio un proceso muy interesante en OSSA, viéndose cómo Eduard Giró daba una especial atención a la creación de una primera gama enfocada a la montaña
A pesar de todo lo que ocurrió a finales de los cincuenta, Montesa regresó a la competición por la puerta grande gracias a sus Impala en Montjuïc 1963.