Moto del día: Motocicleta Villalbí

Moto del día: Motocicleta Villalbí

La primera moto que podríamos considerar como 100 % española


Tiempo de lectura: 3 min.

No podíamos concluir el repaso que hemos hecho en espíritu RACER moto a las primeras motos sin mencionar la que está considerada como la primera motocicleta española. Es una digna candidata a salir en nuestra Moto del día y, por lo tanto, hoy toda la atención va hacia ella: la Motocicleta Villalbí. Y como os podréis imaginar, no podría nacer en otro lugar que Cataluña, una región donde siempre se ha vivido con pasión el mundo de las dos ruedas.

Fue Miquel Villalbí  quien, en 1903, creó en Barcelona el prototipo de la que luego se conocería como la motocicleta Villalbí. Aunque los vehículos motorizados ya existían en España desde hacía más de una década, el precursor fue el catalán Francisco Bonet quien, en 1889, ya había creado el prototipo de un triciclo de cuatro plazas.

Sería ya con el cambio de siglo cuando Antrax en Barcelona y Yais de Zaragoza crearían las primeras motocicletas aunque no pasarían de prototipo. Estamos ya en 1901. En este documental del Canal Historia, podéis ver algunas imágenes de estos primeros prototipos así como del inicio de la automoción en España.

La motocicleta Villalbí si pasó la fase de prototipo y se llegó a comercializar, aunque no se fabricaron más de seis motos incluyendo la primera de ellas. El precio era de 1.200 pesetas de la época. Solamente hay datos del IPC desde 1956, pero tomando como referencia el cambio pesetas/libras nos vamos a unos 4.850 euros actuales.

Era muy barata para la época, el equivalente a cinco multas por exceso de velocidad, sobre todo teniendo en cuenta que era una moto artesanal. Pero al mismo tiempo era muy difícil de fabricar debido a que todas las piezas debían fabricarse expresamente, lo que imposibilitaba una producción a gran escala. Contaba con un motor monocilíndrico de 429,83 cc (78×90 mm), refrigerado por aire y con una potencia de 3,5 CV. La admisión era por válvulas superpuestas (la de admisión automática) mientras que la chispa para la bujía era extraída de una pila -que habría que reemplazar o recargar- y una bujía.

Sobre el depósito estaban los mandos para el carburador manual (se podía regular tanto el aire como la gasolina) y para el avance de encendido. En el manillar se situaba el descompresor, así como el acelerador de puño. La transmisión era mediante una correa trapezoidal a la rueda trasera y solamente tenía suspensión en la rueda delantera. La trasera eran los tradicionales muelles en el asiento.

En estas primeras motos que hemos visto estos días, seguro que os habéis fijado en que los depósitos de combustible solían ser estrechos. Esto era debido a que las motocicletas seguían necesitando asistencia al pedaleo, sobre todo en los arranques o cuestas, y así el depósito no entorpecía en las piernas.

Dos ejemplares de la motocicleta Villalbí se puede ver hoy en día, una en el Museo de la Ciencia y la Técnica de Cataluña (MNACTEC) en Tarrasa y otro en el Museo de la Moto de Barcelona.

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