Gracias a una imagen de marca cuidadosamente diseñada durante más de un siglo, la sola mención a Harley-Davidson nos lleva hoy en día a un estado de predisposición a la aventura. Incluso a la ruptura con ciertos parámetros de vida tenidos como lo establecido o dominante. Sin embargo, lo cierto es que actualmente esto no es más que una pose rutera de algunos aficionados dominicales. Un aspecto medido y estereotipado que confirma cómo querer salirse de la norma puede acabar siendo lo más normativo. De todos modos, al igual que se observa esto también resulta imposible no admirar la disposición, auténtica y sincera, de ciertas personas en los momentos iniciales del motociclismo. Una época en la que la Harley-Davidson 11 F era una de las monturas favoritas del mercado norteamericano.
De aquellas, las carreteras resultaban horribles. La inseguridad en las rutas muchas veces era propia de los tiempos del bandolerismo. Y eso por no hablar de lo difícil que podían ponerse las cosas en caso de avería en una zona poco transitada. Así las cosas, los grandes viajes en motocicleta sí eran una verdadera aventura en la que todo podía pasar. Sin tener además la red salvavidas que hoy en día suponen las carreteras llenas de servicios de asistencia o el socorrido aviso dado por un teléfono móvil. En ese sentido, los primeros años del siglo XX están plagados de historias novelescas de gente que dejaba todo atrás para dar la vuelta al mundo en moto o explorar tierras ignotas.
Era un mundo desgraciadamente más violento y salvaje, pero también más auténtico ya que no había espacio para la simple pose dominical. Por todo ello, la hazaña de Effie Hotchkiss y su madre Avis destaca en la historia de los viajes en moto al haber cruzado los Estados Unidos en 1915 a lomos de una Harley-Davidson 11 F con sidecar. Un periplo con más de 14.000 kilómetros realizado cuando Effie tenía tan sólo 21 años. De hecho, posiblemente la mejor descripción de aquella aventura sea la frase reflejada en una de sus notas biográficas “ sólo usó la pistola dos veces “.
Harley-Davidson 11 F, una motocicleta en la que se podía confiar
En la actualidad Harley-Davidson ofrece un producto más destinado al ocio que al uso práctico. Enfocada a un nicho de capricho, esta marca no sólo vende una máquina sino también toda una imagen que proyectar al mundo. Sin embargo, hace más de un siglo las clases medias aún no estaban tan extendidas como para darse ciertos caprichos. Y eso por no hablar de las capas más populares, condicionadas por sobrevivir a diario en una situación donde no había hueco para las cosas superfluas o carentes de practicidad.
Por todo ello, en 1915 Harley-Davidson participaba en carreras, sí, pero ante todo comercializaba motocicletas duras y resistentes. Creíbles para el día a día. Una de ellas fue la 11 F de 1915, bien acogida por el mercado al valorar sus novedades como la luz trasera con magneto, el arranque escalonado y, por supuesto, el robusto motor F-head V Twin con válvulas de admisión de gran tamaño y engrasador automático para la cadena. Con todo esto, además de ser práctica resultaba fácilmente trucable para las carreras partiendo de una potencia base fijada en 11 CV.
En suma, la Harley-Davidson 11 F fue todo un éxito capaz de cubrir casi todos los tipos de público que llegasen al nivel económico necesario para adquirirla. Gracias a ello, se la vio en los circuitos pero también en las calles y en viajes de larga distancia. Uno de ellos fue el emprendido por Effie Hotchkiss, la cual adquirió una de estas motocicletas tras dejar su trabajo en Wall Street al tiempo que cobraba una herencia. Fue entonces cuando, decidida a realizar una aventura iniciática, escogió cruzar los Estados Unidos de costa a costa en compañía de su madre.
Algo que hoy en día suena bien como plan vacacional, pero que en 1915 suponía aventurarse en un mundo de pésimas carreteras y peligros en ruta. Más aún siendo un par de mujeres solitarias. No obstante, Effie y su madre Avis no tuvieron reparos en lanzarse a la senda, logrando popularidad según el viaje transcurría y diversos medios de comunicación se hacían eco de su itinerario. De hecho, tanto fue así que al llegar a Los Ángeles varios responsables de Harley-Davidson las estaban esperando para nombrarlas embajadoras de la marca. Y es que, aparte de demostrar su valentía y gamas de ver mundo, estas dos mujeres también habían demostrado lo segura y confiable que era la Harley-Davidson 11 F. La cual, además, era el último modelo lanzado por la empresa. Sin duda un buen final, tras el cual Effie regresó a su trabajo en Nueva York con toda la calma del mundo. Eso sí, nadie le quitaba ya el haber hecho historia al haber sido, junto a su madre, las dos primeras mujeres en cruzar los Estados Unidos en solitario a bordo de una motocicleta.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS