Calculando de forma aproximada, seguramente a no pocos lectores que anden cercanos a los setenta años la Bultaco Brinco 74 les traiga una buena cantidad de recuerdos. Recuerdos juveniles en los que aparecerán iniciándose al motociclismo de campo gracias a este modelo que, si bien no es uno de los más simbólicos en la historia de la marca fundada por Xavier Bultó, sí cumplió a la perfección la modesta pero necesaria misión para la cual fue encomendado. Así las cosas, lo mejor será que vayamos paso a paso en lo que se refiere a la génesis de esta montura. Vamos a ello.
Para empezar, hay que indicar una cuestión fundamental relacionada con los nichos de mercado. Y es que, según las gamas de los fabricantes se fueron ampliando, éstas iban satisfaciendo necesidades cada vez más específicas. Más aún cuando, desde finales de los años cincuenta, el motociclismo derivaba a ser una opción cada vez más relacionada con el ocio y la deportividad según el automóvil iba ganando terreno en lo que se refiere a cubrir las necesidades familiares de movilidad. Así las cosas, ya en los sesenta aparecieron los primeros modelos juveniles, pensados para un público adolescente – de 16 a 18 años – con su primer carnet y la posibilidad de acceder al mundo de las dos ruedas motorizadas.
Es más, aquel nicho mercado fue cobrando cada vez más y más importancia. Derivando incluso al mundo de las monturas infantiles para Trial. Todo ello con máquinas como la Montesa Cota 25 siendo protagonistas, evidenciando así la importancia que daban los fabricantes a crear y fidelizar aficionados desde las edades más tempranas. Con todo ello, para 1973 Bultaco fue consciente de lo bien que vendría en su gama un diseño versátil y sencillo para el público adolescente. Ése mismo que aún no podía pilotar la magnifica Lobito Mk4 con 125 o 175 centímetros cúbicos según la variante escogida.
Una de sus virtudes fue aprovechar gran parte de las piezas almacenadas en la fábrica, ayudando a cuadrar las cuentas de la empresa
Bultaco Brinco 74, adecuada para su fin
Comprendido todo lo anterior, queda claro cómo la Bultaco Brinco 74 no tenía como objeto ser una motocicleta referencial en la gama sino, simplemente, ser un buen acceso a las dos ruedas para el público adolescente o cualquier comprador que deseara una máquina de campo relajada y sin exigencias. Es más, comprender todo esto es de vital importancia, ya que nos permite ver cuán injustas fueron las críticas que recibió en la época por algunos aficionados.
Porque sí, podría ser un diseño modesto en relación con el resto de la gama Bultaco. Pero vaya, ¿qué chaval de dieciséis años no caería rendido ante sus encantos como primera moto? Ahí se forjaron no pocos futuros “ bultaquistas “. Y por cierto, a pesar del reducido empaque y tamaño del chasis su motor monocilíndrico de dos tiempos con 74 centímetros cúbicos – en el filo de los 75 a partir de los cuales una moto quedaba vetada para los adolescentes por debajo de los 18 años – entregaba 5 CV a 6.300 revoluciones por minuto. Más que suficiente para familiarizarse con el Motocross.
Pero es más, una vez visto cómo la Bultaco Brinco 74 respondía al nicho de mercado para el cual fue lanzada, debemos reparar en una segunda misión encomendada a la misma. Hablamos de absorber una gran cantidad de piezas almacenadas sin salida en la fábrica de Bultaco. Algo de extrema importancia, pues más allá de la fascinación que este o aquel diseño nos puedan producir siempre hemos de reconocer la necesaria viabilidad económica de los mismos.
Durante los años sesenta el interés de los fabricantes por el público adolescente fue creciendo, dando una oferta que fidelizó a no pocos futuros clientes desde su juventud
Es decir, las cuentas han de cuadrar. Y, por ello, no está bien tener sobras de producción procedentes de modelos anteriores. De esta manera, para la fabricación de la Bultaco Brinco 74 se utilizaron las menos piezas originales posibles. Esto hizo de nuestra protagonista un remiendo perfecto, dando salida a aquel material que tan de cabeza traía a los responsables de logística y planificación económica. Un motivo cuasi velado para el gran público que nos permite reconocer a esta Bultaco en su justa y merecida medida.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.Lastimas que joyas como está brinco 74 en ciudades como Barcelona no dejen exhibirlas , yo tengo una bultaco mercurio 175A del año 64 y por culpa de la Sra, Colau y sus restricciones a vehículos sin pegatina no la puedo utilizar. Una verdadera lástima, por que ella solita se cargará la memoria histórica automovilística española y en mi caso la memoria automovilística de Barcelona, dado que la bultaco bien exibe los escudos de la ciudad condal.