En otros mercados europeos la Sanglas 500/3 no hubiera despertado demasiados asombros. Sin embargo, en el caso del español las cosas eran bien distintas. No en vano, durante décadas estuvo dominado por motocicletas que, sólo en casos muy contados, sobrepasaban los 250 centímetros cúbicos. Es más, la mayoría de las opciones disponibles durante al menos veinte años se movieron en una horquilla situada entre los 75 y los 175. Además, siempre con mecánicas de dos tiempos. Así las cosas, la apuesta que hizo Sanglas por las cilindradas medias y altas siempre significó algo bastante exquisito para el mercado nacional.
De hecho, como es bien sabido su arranque y existencia se debió, en gran medida, a los pedidos realizados por la administración del estado franquista. Deseosa de contar con motocicletas de calidad a fin de cumplir servicios ministeriales o de control del tráfico. Asimismo, el gobierno era uno de los pocos que, en aquella España de la posguerra, podía permitirse el lujo de comprar sin tener que mirar demasiado la factura. No en vano, las Sanglas de 350 y 500 centímetros cúbicos siempre se mantuvieron en un valor aproximadamente el doble de alto que el de las Lube o Montesa.
Pero vayamos por partes. Para empezar, la génesis de Sanglas hay que fijarla en los tiempos inmediatamente posteriores a la Guerra Civil. Así las cosas, en lo financiero su principal objetivo fue, como hemos dicho, vender unidades potentes y de alta calidad a los cuerpos y fuerzas de seguridad a sueldo de la dictadura. Pero, ¿cómo enfocó sus inicios en lo tecnológico? Pues ni más ni menos que tomando como referentes a algunas de las mejores marcas del momento. De esta manera, de cara a diseñar la primera Sanglas – presentada en 1945 con un motor de 350 centímetros cúbicos – se tuvieron en cuenta elementos de AJS, BSA, BMW, Matchless y DKW. Eso sí, en la parte mecánica la principal influencia vino de DKW mientras que la arquitectura del chasis se inspiró en BMW. Tecnología alemana interpretada a lo peninsular.
Curiosamente, la principal ventaja de Sanglas fue finalmente su mayor enemigo. Y es que, debido a tener una cuota de mercado tan específica – y en la que además reinaba casi en solitario – finalmente no se adaptó a nuevos tiempos e innovaciones aunque, eso sí, lanzó una casi desconocida oferta relacionada con las bajas cilindradas
Sanglas 500/3, la última evolución de un modelo superior
Gracias a los pedidos estatales – así como a una amplia selección de clientes entre los cuales se encontraba lo más granado del motociclismo ibérico – , Sanglas pudo ir creciendo durante los duros años cuarenta. Una época en la que, recordemos, lo más popular en términos de dos ruedas motorizadas eran las bicicletas con motores Mosquito o Cucciolo mientras que, en el mejor de los casos, se podía dar el salto a un velomotor tipo Rabasa SRS.
Una situación que vinieron a cambiar las muchas marcas con el motor Hispano-Villiers de 125 centímetros cúbicos ya en los cincuenta aunque sin pasar, raramente, de esa cilindrada. Y sí, siempre con un funcionamiento realmente poco prestacional en comparación con lo que se estaba haciendo en Italia o Reino Unido. Normal, lógico y más que comprensible debido al aislamiento internacional y el depauperado nivel de consumo interno.
No obstante, la Sanglas 350 gozaba de una excelente salud. Dominada por un único cilindro con carrera larga dotado de válvulas en cabeza y cuatro tiempos, su potencia era de 14,4 CV manejados sobre un chasis de doble cuna en acero que, además, fue incorporando algunas innovaciones a lo largo del tiempo. De hecho, mezclando éstas con su buen diseño base la Sanglas 350 continuó sin alteraciones severas en el mercado incluso después de haber hecho su entrada las Montesa.
Aunque se basaba en tecnología de los años cuarenta, esta motocicleta representó lo mejor de la industria española del momento
Ahora, llegados a 1952 Sanglas debía dar un nuevo paso adelante a fin de no perder su tradicional liderazgo en el segmento de las cilindradas más generosas del mercado nacional. De esta manera, sobre la base de la 350 desarrolló la Sanglas 500 aumentando el tamaño del cilindro para entregar así unos 22 CV. Más que suficientes para el comportamiento de esta motocicleta, pensada para cubrir con solvencia y fiabilidad largas distancias. Es decir, hablamos de una excelente turismo y no de una nerviosa deportiva. Sobre esta base, la Sanglas 500 tuvo dos evoluciones más hasta llegar a la 500/3 de 1956. Ya dotada con innovaciones como los amortiguadores traseros. Sin duda, una de las mejores máquinas de su tiempo dentro del mercado nacional.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS