Durante los años sesenta el motociclismo en España vivió uno de sus mayores procesos de cambio. Condicionado por la irrupción del automovilismo masivo a cargo de SEAT y FASA, éste buscó nuevos nichos de mercado tras ver cómo las ventas de las sempiternas turismo caían sin remedio desde 1959 en adelante. Así las cosas, mientras fabricantes como Bultaco u OSSA se dirigían hacia la deportividad – algo especialmente lucrativo si hablamos de todo lo relacionado con el Off-Road en el mercado anglosajón – otros como Derbi lo hacían a las cilindradas más populares.

De esta manera, Derbi se posicionaba como una marca popular y asequible gracias a la 65. Una montura con bastidor en chapa estampada que, gracias a su economía y fiabilidad, llegó a ganarse el apodo de “La Paleta”. Todo ello en referencia a los miles de albañiles que la habían escogido para desplazarse diariamente de obra en obra. Además, tras esto la casa catalana se adaptó a la nueva ley de ciclomotores de 1961 – la cual limitaba la cilindrada de estos a los 50 centímetros cúbicos – presentando la mítica Antorcha cuatro años mas tarde.

Uno de los grandes fenómenos comerciales en la historia del parque móvil español, llegando a vender medio millón de unidades hasta bien entrados los años setenta. Asimismo, en el ámbito deportivo Derbi también apostó fuerte por las cilindradas más modestas. En este sentido, mientras su departamento de competición ofrecía a los piloto-cliente las míticas balas rojas con las que llegaría a triunfar repetidas veces Ángel Nieto, su red de distribuidores ponía al alcance de la juventud modelos tan interesantes como el Gran Sport 74. Una apuesta comercial de lo más interesante, evidenciando cómo Derbi había detectado a tiempo la importancia del público adolescente. Aquel que, por primera vez en la historia, empezaba a disfrutar de una creciente capacidad de consumo.

A finales de los años sesenta la juventud empezaba a ser un mercado al alza en el mundo del motociclismo, creándose por tanto modelos específicos para aquella adolescencia que, por primera vez en la historia, accedía al consumo

Derbi Variant TT, la variante con gusto por los caminos

Junto con el nacimiento del mercado juvenil, el motociclismo español de los años sesenta también contempló cómo se abría paso un tipo de diseños nunca antes vistos. Aquellos que, desde el Reino Unido, venían insistiendo en las diferentes modalidades del Off-Road. De esta manera, durante los años sesenta las miras de la afición fueron virando desde el asfalto hacia nuevas especialidades como el Motocross o el Trial.

Eso sí, las monturas camperas ofrecidas por Bultaco u OSSA no sólo estaban lejos de los más jóvenes en materia de precio. También lo estaban en desempeño y, claro está, en términos legales. No en vano, en España era ilegal pilotar una máquina con más de 50 centímetros cúbicos hasta cumplir los dieciocho años. Así las cosas, algunos fabricantes vieron un nuevo nicho de negocio en el ámbito de los ciclomotores camperos.

Es decir, aquel referido a unas monturas de Cross tan básicas en su diseño como interesantes en su economía. Claro está, con la virtud añadida de ser excelentes modelos de acceso con los que fidelizar clientes desde la adolescencia. En base esto, Ducati-Mototrans lanzó en 1969 el primer ciclomotor de Cross fabricado en España. Hablamos del 50 TT, seguido de inmediato por el Fura de Montesa, el Canigó de Gimson o el Trepador de Lambretta Locomociones.

A decir verdad, la versión TT era casi igual a la normal. No obstante, las pequeñas diferencias incorporadas hacían que la Variant marchara sobre tierra mucho mejor

Es más, en 1972 llegaba el Puch Minicross para ser la opción más vendida del segmento, iniciando a la afición juvenil en el cada vez más popular mundo del Motocross. Tras esto, Derbi confirmaba aquella fórmula de éxito gracias a su Cross 50 V4 de 1974. El hermano pequeño de la 74 Cross presentada tan sólo un año más tarde. Ahora, ¿qué tiene que ver todo esto con la Derbi Variant? Bueno, pues ni más ni menos que haber sido el cimiento para la aparición en 1978 del Variant TT. Versión campera del popular ciclomotor – lanzado en 1977 como respuesta al Vespino y demás ciclomotores con chasis abierto – caracterizada por los neumáticos de tacos, los guardabarros metálicos – en el caso del delantero a una altura superior – y ciertos cambios en la apariencia de las suspensiones. Sin duda poca cosa – de hecho la mecánica con 3 CV no se tocó en lo más mínimo – pero, al mismo tiempo, suficiente para atestiguar cómo la fiebre por el Off-Road llegaba incluso a modelos tan sencillos como el Variant. Responsable de unas ventas cifradas en centenares de miles, siendo el mercado estadounidense uno de los principales destinos para las unidades de su variante TT.