En la historia del sector automotriz existen modelos que han marcado un antes y un después. En este sentido, si centramos nuestra atención en el Trial sin duda la Bultaco Sherpa T de 1965 ha sido una de las mayores revoluciones dadas en esta especialidad del Off-Road. Ligera y muy manejable, su magnífico desarrollo a cargo del piloto inglés Sammy Miller dio un carpetazo definitivo a las pesadas monturas británicas con cuatro tiempos. De hecho, el impacto de su diseño fue de tal calibre que, en muy poco tiempo, multitud de fabricantes se lanzaron a replicar la fórmula bajo sus respectivas interpretaciones.

Así las cosas, se iniciaba una historia en la que Bultaco habría de ganar el Campeonato de Europa de Trial en cuatro ocasiones así como el del Mundo en cinco. Además, gracias a la manejabilidad demostrada por la Sherpa T ésta atrajo la atención de miles de aficionados, responsables de convertir al modelo en uno de los mayores éxitos comerciales a cargo de Bultaco. Sin duda, un poderoso revulsivo para otras marcas catalanas, deseosas de acceder al prometedor segmento del Trial especialmente si se estaba dispuesto a armar una buena red de distribución en Inglaterra y los Estados Unidos.

Además, si nos fijamos en Montesa veremos cómo esta empresa ya venía dando muestras evidentes en relación a su interés por el Off-Road. Para empezar, ya en el temprano 1957 había presentado la Cabra. Una primitiva adaptación al Cross a partir de una sencilla turismo Brío. Sí. Pero al tiempo lo suficientemente atractiva como para que la dirección de Pere Permanyer siguiera dando luz verde a la presentación de diseños con los caminos como objetivo. Gracias a ello, en 1961 al fin llegaba la Brío Cross derivada de la 110S.

Aunque Montesa no estaba tan enfocada en el Off-Road como Bultaco, lo cierto es que con Pere Pi al frente ya estaba desarrollando una futura montura de Trial en los tiempos en los que la Sherpa T se alzaba como la última sensación

Montesa Cota 247, un éxito instantáneo

Aunque Montesa no estaba demostrando el mismo interés que Bultaco en las motocicletas de Cross, ésta tampoco era ajena al prometedor negocio originado por ellas en los Estados Unidos. De esta manera, cuando en 1965 se presentó la Sherpa T la dirección liderada por Pere Permanyer tomaba buena nota sobre lo que estaba haciendo su antiguo socio Francisco Xavier Bultó. De hecho, de una manera tan discreta como eficiente el piloto oficial – y miembro del departamento de desarrollo – Pere Pi ya estaba ensayando con el diseño de una montura enfocada al Trial.

Llegados a este punto, en 1967 Montesa lanzó una serie corta – no más de 44 unidades – de la 250 Trial. Una motocicleta experimental dotada con un motor monocilíndrico de dos tiempos, 247 centímetros cúbicos y hasta 19 CV a 7.000 revoluciones por minuto. Todo ello para ganar el primer Campeonato de España de Trial en 1968. Claramente, un éxito sin paliativos que animó la salida al mercado de la Cota 247 ese mismo año.

Y es que, sobre la base de la 250 Trial Pere Pi trabajó intensamente junto a Jordi Ros afinando el cilindro tomado de la Impala hasta hacerle entregar 19 CV a 6.500 revoluciones por minuto con una compresión de 10 a 1. Por cierto, con un novedoso cambio de cinco velocidades, el primero de este tipo en el segmento de las trialeras. Además, detalles como los estribos plegables marcaron una diferencia esencial de cara a manejar la montura con mayor facilidad. De hecho, fue una innovación que, siendo hoy en día algo totalmente extendido, de aquellas era patrimonio casi exclusivo de la Montesa Cota 247.

Tanto por diseño como por desempeño, la Cota 247 se alzó nada más llegar al mercado a la categoría de objeto de deseo. De hecho, sus líneas han influido de una manera esencial en el diseño de multitud de motocicletas con el depósito y el sillín en un único conjunto integrado

Asimismo, en el apartado visual se logró un completo acierto. Y es que las formas perfiladas por Leopoldo Milà destilaban una apariencia realmente novedosa, integrando el depósito con el sillín a través de una sola pieza en fibra de vidrio. Un diseño fluido y elegante que, al poco, fue copiado por multitud de fabricantes para monturas tanto de campo como de asfalto. Con todo ello, la Montesa Cota 247 se convirtió en un éxito de ventas nada más aparecer, con un mercado que caía rendido a sus encantos para beneficio de la marca, la cual se expandía en los Estados Unidos a ritmo creciente. Asimismo, los éxitos en competición logrados por Don Smith – quien firmó con Montesa nada más probar la Cota 247 – auparon la imagen del modelo, situándolo como la réplica más firme de entre todas las dadas a la Bultaco Sherpa T “Sammy Miller”. En suma, esta motocicleta fue uno de los mejores diseños Off-Road de la historia y, sin duda, una de las creaciones más importantes en el amplio historial exhibido por la casa catalana.