A mediados de los setenta el futuro de las marcas catalanas no era tan prometedor como el pintado tan sólo diez años atrás. En este sentido, la penetración masiva de los fabricantes japoneses en el mercado estadounidense había hecho bastante daño en las gamas Off-Road, al tiempo que la previsible relajación de los cupos de importación y tasas de aduana a los productos extranjeros pintaban, en lo relacionado al mercado local, una situación muy competitiva que, a la postre, acabaría dejando a OSSA, Bultaco y Montesa en la cuneta de la historia.
Sin embargo, éstas aún eran verdaderas referencias en ámbitos como el Trial o el Motocross. Es más, la victoria de Jim Pomeroy en el GP de España de 1973 desató el furor entre la juventud estadounidense, deseosa de imitar las actuaciones de su compatriota -primero en ganar en una prueba del Mundial de Motocross- a lomos de las Bultaco Pursang. Así las cosas, en OSSA pensaron retomar presencia comercial a rebufo de dicho fenómeno presentando en 1974 la gama Phantom.
Ofrecida en 125, 175 y 250 centímetros cúbicos, ésta ponía de nuevo a OSSA en la vanguardia del Motocross gracias a un diseño altamente especializado. De hecho, especialmente en lo relativo a sus versiones más potentes las Phantom representaron uno de los últimos éxitos comerciales para la casa de los Giró. Algo realmente necesario, pues empezaba a sentir los síntomas de la estrepitosa debacle financiera que acabaría con su existencia ya en 1985. Además, atendiendo a las necesidades específicas del mercado estadounidense OSSA lanzó una derivada de la Phantom conocida como Desert Phantom especialmente preparada para carreras por el desierto.
En su intento por volver a ser líder en el ámbito del Motocross, OSSA lanzó las Phantom con un estupendo resultado tanto técnico como comercial
OSSA Desert TT, una motocicleta realmente escasa
En líneas generales, las diferencias entre el Enduro -también conocido como TT- y el Motocross vienen marcadas por conceptos relativos a la potencia y la fiabilidad. De esta manera, mientras en los circuitos de Motocross se hacía necesaria una potencia cada vez mayor, una respuesta cada vez más contundente, en las largas rutas del TT resultaba clave la fiabilidad así como una curva de potencia marcada por la entrega progresiva, aprovechable en casi cualquier situación.
Con todo ello, y más aún en niveles relativos a la competición, los ajustes entre un tipo y otro de motocicleta se diferenciaban claramente. Llegados a este punto, en 1978 -y con la producción de las Phanton ya finiquitada- aparece una versión que, dentro de la compleja genealogía escrita por OSSA, podemos definir como un paso más en la ruta ya abierta por la Desert Phantom.
Hablamos de la Desert TT, lanzada al mercado tan sólo durante 1978 con una producción tan escasa que, a día de hoy, hace de ella una verdadera pieza de coleccionista. Dotada con el sempiterno monocilíndrico de dos tiempos y 244 centímetros cúbicos, ésta se presentó como una montura de Enduro lista para competir aunque, al mismo tiempo, homologable para la carretera. Algo así como una carreras-cliente lista para las necesidades de cualquier con afanes de altura en el mundo del Todo Terreno.
Aquí hablamos de una motocicleta tan escasa y específica que incluso muchos seguidores de la marca negarían su existencia de no ser por tener un registro claro en las tablas de producción
Respecto al bastidor, éste es compartido con el de la Phantom AS77 -último ejemplo de la saga, en intento desesperado por competir con los japoneses-. Todo ello para tener, como principales diferencias respecto a sus parientes en el ámbito del Motocross, una relación de cambios más abierta así como ajustes menos explosivos en lo referido a la carburación. En fin, una máquina pensada para el Enduro y con la cual OSSA interpretó uno de sus últimos intentos por estar a la cabeza del sector de las Off-Road. Sin duda, un diseño de lo más desconocido y peculiar.
P.D. Hemos de recordar cómo la OSSA Desert TT también es conocida en algunos ámbitos como Desert Phantom TT. Nosotros hemos preferido la denominación Desert TT por ser la registrada en los listados de producción de la marca. También te recomendamos el enlace que aquí te proporcionamos para ver el proceso de restauración de una unidad, la misma con la que ilustramos estas líneas.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS