En el mundo de la movilidad personal la electrificación de los vehículos en el ámbito urbano pasa por ser uno de los temas más candentes. Y es que, mientras las baterías siguen planteando no pocos problemas en relación a los kilometrajes más extensos -por no hablar de todo lo relacionado con la extracción de minerales o su propio reciclaje- los vehículos eléctricos sí parecen ser una alternativa creíble en el ámbito urbano; al menos cuando hablamos de las dos ruedas pues, todo lo relacionado con los coches, realmente está lleno de dudas y problemas insostenibles.
Así las cosas, la idea de una scooter eléctrica como opción creíble para la movilidad personal dentro de la ciudad se ha ido haciendo más potente durante los últimos años. No obstante, marcas como Yamaha vienen ofreciendo un modelo en este sentido desde tiempo atrás.
Prueba de ello es el scooter EC-03 de 2010, basado en un ligero y rígido chasis de aluminio sobre el cual se dispone un motor eléctrico capaz de replicar las prestaciones ofrecidas por uno de combustión con 49 centímetros cúbicos.
De esta manera Yamaha puso en el mercado lo que dio a llamar un “medio de transporte mínimo inteligente”. Justo la definición adecuada para las congestionadas ciudades niponas, donde el abundante tráfico no sólo genera problemas de circulación sino también de contaminación en el aire.
Este tipo de pequeño scooter eléctrico es, a día de hoy, la mejor respuesta de la electrificación a las necesidades del tráfico gracias al silencio y autonomía que otorga en la ciudad
Una situación ante la cual se intenta dar respuesta con vehículos especializados como éste, gracias al cual una sola persona puede moverse sin necesidad de desplazar consigo más de una tonelada de metal.
Asimismo, curiosamente Yamaha pudo realizar con solvencia y sencillez el proyecto de la EC-03 debido a su amplia experiencia en el mundo de las bicicletas eléctricas. Y es que, por lo que se ve, la movilidad urbana del mañana va a tener mucho que ver con lo ocurrido en los años cuarenta. Época en la que, gracias a los velomotores, el mundo del ciclismo y el motociclismo parecían estar más cerca que nunca gracias a los cuadros de bicicleta motorizados con mecánicas como el Cucciolo de Ducati.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS