Presentada en 1958, la Moto Guzzi 175 Lodola Sport es una motocicleta que, ahora vista con la perspectiva que da el tiempo, atesora pequeños detalles importantes para la historia de la firma italiana. Y no lo decimos por su estética, muy en la línea de aquellos años y bastante deportiva, aunque a simple vista, con los ojos de una persona que vive en pleno Siglo XXI, no lo parezca. No debemos olvidar que en aquellos años, con una guerra mundial relativamente cercana en el tiempo, las motos deportivas no tenían carenado como ahora y el motor solía estar al aire.

De hecho, el motor es una de las partes importantes de la Lodola Sport, pues fue la primera moto en la que Moto Guzzi abandonó el tradicional cilindro horizontal, una seña de la marca desde 1921. Era un monocilíndrico –con el cilindro inclinado 45 grados hacia delante– de 174 centímetros cúbicos –62 milímetros de diámetro por 57,8 milímetros de carrera–, con culata de aleación ligera y válvulas inclinadas en baño de aceite y accionadas por cadena. Rendía 11 CV a 6.000 revoluciones, gracias a un carburador Dell’Orto, un encendido Marelli y una compresión de 9 a 1. Con una caja de cambios de cuatro relaciones, presumía de alcanzar los 120 km/h.

Carlo Guzzi cambió demasiadas cosas que ya eran seña de identidad de la marca, y a los puristas no les gustó nada y nunca consideraron a Lodola como una “auténtica Guzzi”

Esta ruptura con la tradición, que se vio acompañada por otras soluciones en suspensiones y frenos, supuso que no fuera especialmente aceptada por los más fieles de la marca, a pesar de ser una de la última motocicleta que diseñó, directamente, el propio Carlo Guzzi. Se buscó aprovechar la tendencia que había alrededor de las modernas deportivas con motores de 175 centímetros cúbicos, y se lograron muchos éxitos con la Lodola Sport.

La Moto Guzzi 175 Lodola Sport –por cierto, Lodola es la palabra italiana para alondra– fue el resultado de un estudio de mercado que, al parecer, no se hizo correctamente. Se realizó una enorme inversión en la línea de producción con la intención de montar 30.000 unidades al año, que finalmente no puedo emplearse. Se dieron cuenta de que gran parte de los componentes no podían usarse para otros modelos, lo que encareció la moto, que además, como se ha comentado antes, fue mal vista por los fanáticos de la marca al no considerarla como una auténtica Guzzi por sus innovaciones.

Así, finalmente, la producción solo alcanzó un tercio de los que habían previsto, aunque las 10.000 unidades fabricadas demostraron ser muy fiables y sirvieron como una muy buena base para carreras de regularidad.