En cuanto las Supebikes adoptaron los motores de 1.000 centímetros cúbicos y las motos “de calle” comenzaron a evolucionar y a ganar prestaciones, Kawasaki saltó a la palestra como solo saben hacer ellos: con una moto verde y muy afilada, cuyo corazón era una bestia. La llamaron Kawasaki ZX-10R y su llegada supuso la jubilación de la ZX-9R, aunque el planteamiento de la nueva montura era totalmente diferente, mucho más radical y deportivo.
La Kawasaki ZX-10R nació en aquella loca época, cuando las motos deportivas se renovaban cada dos años y así, la primera entrega llegó en 2004 y para 2006 ya recibió una renovación. Era típico de los japoneses retocar sus deportivas, aunque solo se añadieran a la gama nuevos colores, para mantener el frenético ritmo que se llevaba, un ritmo que, al final, acabó por explotar, junto a otra serie de cosas que provocaron una reducción drástica de la oferta deportiva.
Aquella ZX-10R de 2006 tenía cambios que se podían ver a simple vista. El carenado tenía nuevas formas –ofrecía más protección y era más aerodinámico–, un poco menos afiladas, aunque los faros, más pequeños, ayudaba a darle un aspecto más “ligero”. Atrás, dos escapes, en posición elevada y bien pegados al cuerpo de la moto, hacía acto de presencia para poder cumplir con las normas de emisiones. Junto a todo esto, la ZX-10R de 2006 también tenía una batalla más larga, una geometría para el chasis menos radical –un doble viga de aluminio de nuevo diseño– y se montaba un amortiguador de dirección Öhlins.
Ciertamente, la moto perdió algo de carácter y dejó su lado más salvaje a un lado, para volverse más civilizada y fácil, algo que fue rápidamente criticado por los fanáticos de Kawasaki que, por otro lado, pasaron por alto que el motor era más potente y rendía más par, aunque su entrega era más suave y refinada. Fue la generación del Kawasaki ZX-10R menos querida de todas, aunque no por ello era la más lenta, ni mucho menos.
La potencia del motor, un tradicional cuatro cilindros con culata de 16 válvulas y 998 centímetros cúbicos, rendía, oficialmente, 175 CV a 11.700 revoluciones –según pruebas de algunos medios especializados, eran 165 CV a la rueda, que no está nada mal–, aunque gracias al RAM Air, podía alcanzar los 184 CV al mismo régimen. El peso anunciado por Kawasaki era de 175 kg, lo que, en teoría, permitía presumir de la relación peso potencia de 1 kg/CV.
Por supuesto, la Kawasaki ZX-10R de segunda generación, dejó el mercado dos años después, en 1008, cuando apareció la tercera entrega de la Ninja de 1.000 centímetros cúbicos.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS