Tras diferentes problemas financieros, Moto Guzzi acabó en manos de Alejandro De Tomaso, un argentino con pasión por el mundo del motor, pero que, a pesar de ello, no hizo las cosas del todo bien. Por entonces, también se hizo con el control de Benelli y Maserati, las cuales vivieron una época, con De Tomaso, que no fue precisamente la mejor en cuanto a fiabilidad.
Es cierto que Moto Guzzi volvió a ser una empresa rentable bajo el mando de Alejandro De Tomaso, pero hay informes que indican que fue una época de bajísima inversión, pues De Tomaso estaba más interesando en Maserati que en sus marcas de motos y tomo algunas decisiones con respecto a Moto Guzzi y Benelli que no gustaron mucho. No obstante, también hizo cosas buenas, como el lanzamiento de la Guzzi Le Mans 850, considerada por muchos como la primera moto deportiva de Guzzi de los 70.
Aquella época, con De Tomaso a la cabeza, fue, no obstante, peculiar. Al igual que lanzaron la Le Mans 850, también lanzó la Moto Guzzi Targa 750, una moto creada, por así decirlo, de retales, tomando piezas de aquí y de allá. De hecho, a simple vista y desde lejos, podría confundirse con la Guzzi Le Mans 1000, que se puso en circulación en 1983, una moto con la que se pretendía moderniza el catálogo de la firma y resultó ser la edición de la Le Mans con menos carisma.
La Guzzi Targa 750 apareció en 1991 y estuvo muy poco tiempo en producción, pues se retiró de la línea de montaje en 1993. Era un modelo, como hemos dicho, que se creó a base de tomar elementos de otros modelos, como el semi carenado de la mencionada Le Mans 1000, elementos de la carrocería procedentes de la Guzzi V65 Lario –la carrocería, no obstante, parece tomada también de la Le Mans 1000– mientras que el motor era el mismo dos cilindros de la Moto Guzzi NTX 750. El chasis, por su parte, también procedía de la V65 Lario.
Así, hablamos de una moto sin aspiraciones deportivas, básicamente porque sus prestaciones eran limitadas. El motor, con su tradicional posición longitudinal y sus cilindros asomando por los laterales, desplazaba 744 centímetros cúbicos rendía 48 CV a 6.600 revoluciones, junto a 59 Nm de par a 5.600 revoluciones, gestionados por una caja de cambios de cinco relaciones y un neumático trasero de 120 milímetros –el delantero era de 110 milímetros–.
La velocidad máxima, según datos oficiales, era de cerca de 190 km/h, una cifra que, además, tardaba en alcanzar según pruebas de la época. No obstante, esas mismas pruebas también elogiaban el tacto y la firma de entregar la potencia del ya mítico V2 longitudinal de Guzzi. Era una moto que sin grandes alardes, implicaba al conductor cuando se trataba de disfrutar.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS