Hubo un momento en el que Aprilia decidió apostar por las motos “transformer” sin dejarse mucho dinero y consiguiendo resultados alentadores. Los italianos sabían lo que se hacían y por ello, aprovechando el éxito de la Aprilia Shiver 750 pensaron que era la mejor situación para hacer unos pequeños ajustes y lanzar la versión turismo. Así nacía la Aprilia Shiver 750 GT ABS en 2009, una moto que tenía un carácter deportivo, pero que al mismo tiempo era la naked de siempre.
En ese sentido, esta moto apostaba por un motor de cuatro tiempos y 749 cc con los cilindros en V longitudinal, exactamente el mismo motor que la Shiver normal y es que cuando algo funciona mejor cambiarlo por fuera que no por dentro. Con una potencia declarada de 95 CV a 9.000 rpm y un par motor de 8,25 kgm (78.4 Nm) a 7.000 rpm, esta moto era la solución para muchos usuarios que buscaban un diseño atractivo, versatilidad y el carácter de una italiana con motor V2. Con un diseño muy característico, destacaban sus líneas personales, lo que te permitía marcar la diferencia respecto al resto de marcas, cuyos diseños eran, quizá, menos interesantes.
La Aprilia Shiver 750 GT ABS era una moto que, a pesar de estar pensada especialmente para unos fines más turísticos, tenía un dócil chasis multitubular con placas de aluminio que le daba esa rigidez al conjunto que se precisaba. Con un toque “macarramente” deportivo, tan típico de las Aprilia, no tenía muchos rivales y eso se debía a su concepción. Sabían lo que se hacían desde el principio y no les preocupaba seguir la estrategia de las marcas japonesas al realizar un pequeño cambio que sería más estético que prestacional.
Con un precio bastante interesante de poco más de 8.000 euros, era una rival para motos como la Yamaha FZ6 Fazer, aunque la japonesa siempre tuvo mayor éxito comercial
Su gran diferencia respecto a la versión original se encontraba especialmente en la incorporación de tres modos de conducción muy distintos y marcados. De este modo, los usuarios podían hacerse con el control de todo, desde rodar con un carácter más deportivo y abrupto, mientras que en el modo turismo se mantienen los valores del modo deportivo, pero era mucho más suave y fácil de dosificar. En ese sentido, no tenían muchas vibraciones, siendo ese aspecto el gran aliado de este bicilíndrico que era capaz de superar los 200 km/h con holgura.
Esta versión GT era una naked, pero con una cúpula delantera cortavientos y un carenado más rígido unido al depósito de combustible, el resto ya lo conocían, pero no importaba, era cómoda y dinámica. Se trataba de una moto con la que te podías divertir, con un buen confort gracias a sus suspensiones regulables y al mismo tiempo, a un impecable sistema ABS que ofrecía buen tacto y buena frenada. La seguridad estaba por encima de todo, algo que en los de Noale tenían siempre presente. Eso hacía que fuese una moto ligera, pero macarra, de esas que te podías sentir libre sin muchas preocupaciones, aunque lamentablemente eso no se tradujo en un éxito, teniendo solo esta generación.
Alejandro Delgado
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