La Gilera XR1 es una de esas motocicletas que ilustran a la perfección como han cambiado las cosas desde los años 80 hasta ahora. Hablamos de una moto con motor de 125 centímetros cúbicos, pero hechuras de montura mucho más grande y prestaciones situadas a años luz de cualquier 125 actual.

El segmento de las 125 es uno de los que más ventas acumulan año tras año. Son motos de fácil acceso, tanto por precio como por conducción, y tienen la condición de poder manejarse con el carnet B –el de coche– con al menos tres años de antigüedad.

Hace algunas décadas, allá por los 80 y también por los 90, las 125 no se parecían a las actuales, al menos en cuanto a propulsor. Animadas por motores “dos tiempos”; podían superar los 35 CV, rozar velocidades de 170 km/h y ofrecer un comportamiento de motocicleta deportiva, aunque había que aceptar un mantenimiento cuatro veces más elevado que con cualquier 125 moderna.

Presentada en el salón del automóvil de Bolonia de 1988, la Gilera XR1 es una de esas 125 con motor “dos tiempos” con prestaciones de, como decían algunos, “moto de dos y medio”. Su motor, de un solo cilindro, podía rendir 25,88 CV a 9.500 revoluciones y aunque era un modelo de clara orientación trail –trail de los años 80, es decir, muy “campera”–, rozada los 140 km/h de velocidad punta. Motor, por cierto, compartido con la Gilera MX1.

La Giera XR1 no era, en realidad, un modelo nuevo, era una evolución de las Gilera Arizona y Gilera Nebraska, muy inspirada en las motos del dakar de aquellos años y, también, con cierta inspiración Suzuki DR Big con una carrocería muy voluminosa y un frontal con guardabarros “pico de pato”. El asiento también eran bastante grande, y se podía quitar rápidamente al soltar dos cierres.

Bajo esa gran carrocería había un chasis tipo doble cuna en tubo de acero cuadrado, con una viga principal para darle un poco más de rigidez. La horquilla delantera, con barras de 38 milímetros y 230 milímetros de recorrido, estaba firmada por Paioli, al tiempo que la suspensión trasera contaba con un sistema “Power Drive” derivado de la Gilera de motocross y con un amortiguador Boge con 210 milímetros de recorrido.

La producción del Gilera XR!, aunque estaba entre las más potentes y veloces de su categoría, duró muy poco tiempo. El mismo año de su lanzamiento, 1988, se presentó la evolución del modelo, la Gilera XR2, la cual empezó su comercialización en 1989.