La Gilera B125 bicilíndrica es una moto de la que pocos se acuerdan, y con razón, pues su vida fue muy corta, aunque su impronta todavía se mantiene hoy. En el motocross están prohibidos los motores de dos cilindros, y fue la Gilera B125 bicilíndrica la culpable de dicha reglamentación, pues su superioridad fue casi aplastante.
Por norma general, las federaciones, no importa si es la de motociclismo o la de automovilismo, suelen legislar a base de prohibición. Cuando no les gusta o lo ven demasiado peligro, prohíben, lo que resulta todo un incordio, un freno al desarrollo de nuevas idea. Y si no prohíben, ponen todas las trabas posibles.
En el caso de la Gilera B125 bicilíndrica, el problema vino de sus prestaciones, bastante superiores a las de los rivales cuando se rompía, porque ese fue otro problema: la fiabilidad. La Gilera B125 bicilíndrica fue toda una fuente de problemas, sobre todo en lo referente a los cigüeñales. El motor de dos cilindros de la Gilera B125 era complejo. Tenía los cilindros paralelos en tándem –uno detrás de otro– inclinados hacia delante 50 grados con respecto al eje vertical.
Dicha posición obligaba a poner la lumbrera de escape del cilindro delantero hacia delante, y del trasero hacia detrás. La cámara de combustión era hemisférica, mientras que la admisión se hacía por válvulas rotativa, lo que complicaba todavía más las cosas, pues se contaba con dos cigüeñales –como ya se ha dejado entrever antes–. La válvula era un disco de 105 milímetros de diámetro y un espesor de un milímetro, la bomba de agua tenía cuerpo de magnesio, un impulsor de plástico y un eje de ergal.
La salida de gases se hacía mediante dos silenciadores construidos por Motomeccanica Rino di Vigasio –VR– y, según la pista, tenía una longitud diferente, al igual que la bufanda, que podía tener diferente diámetro del cono de expansión.
El motor pronto dio que hablar. La Gilera B125 bicilíndrico chillaba a un volumen atroz, pues era capaz de subir hasta las 19.000 revoluciones. Según Franco Perfini, Campeón Nacional Italiano de 125 en 1981, “el debut del bicilíndrico de 125 en el Mundial de 1980 fue una especie de salto al vacío, porque hasta entonces no habíamos probado nada realmente. Solo lo probamos en Locanto, en marzo, pero en la carrera allí usé el monocilíndrico. El debut de la B125 en Norg, Holanda, fue una dura prueba correr en un suelo arenoso lleno de agujeros y surcos. La moto tenía poco par y el motor no tenía tracción abajo. Comparado con el monocilíndrico, pesaba cuatro kilos más y sentía todos cargados en la rueda delantera. Entonces, en lugar de ‘flotar’ en la arena levantando la rueda delantera y dando más tracción a la trasera, me hundí. Ni siquiera podía saltar”.
Obviamente, la Gilera B125 con motor de dos cilindros tenía sus problemas, pero no pudieron resolverse porque se prohibieron los motores de dos cilindros y la marca, como cabe esperar, detuvo el desarrollo. Se decía que Gilera trabajaba en un nuevo motor con un solo cilindro todavía más potente –con encendedor tipo big-bag– y fiable.
No obstante, Perfini también comentó de la Gilera B125 “había muchos caballos y era muy rápido en rectas, pero te destrozaba. Creo que había puesto en crisis incluso al piloto con mejor forma física del Campeonato del Mundo. Después de Norg pedí menos potencia, pero esperamos tres GP, donde corrí con el monocilindrico antes de volver a pista con el bicilíndrico. En Yugoslavia, con la pista más dura, era ideal para poder usar toda la potencia del motor. Hice excelentes salidas y si el chasis no se hubiera roto en la última vuelta de la segunda manga, había ganado a Gaston Rahier”.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS