Las motos chinas no lo han tenido fácil en el mercado europeo. Se les ha colgado el sambenito de “son motos de usar y tirar” o “duran menos que un caramelo en la puerta de un colegio”. Era algo lógico viendo su arranque con algunas marcas que ofrecían un producto barato con acabados tercermundista, pero eso ya no es así. El claro ejemplo se encuentra con la Zontes 703 RR, que no es una moto más.
No es otra china que se parece a una japonesa. Más que una moto es un misil tierra – asfalto que no solo enseña músculo, sino que lo hace marcando estilo, descaro y con una tecnología que muchos fabricantes europeos todavía no se atreven. Es la declaración de guerra más seria de la industria asiática en el segmento medio deportivo.
La 703 RR no viene a pedir permiso, no lo necesita. Viene a meter la pierna como si estuviera luchando por un mundial en la última curva. Es una moto guerrera, de las que te atrapa y de las que no podrás soltar nunca.
Entre anime futurista y cuchilla de afeitar
Lo que es evidente es que la Zontes 703 RR es una moto que entra por los ojos y quien diga lo contrario miente. Su diseño es una mezcla entre una nave y una deportiva nipona de última generación. El frontal es agresivo, con un carenado que parece querer hacerte daño si te acercas mucho. Las líneas son angulosas, marcadas, rompiendo con la idea de deportivas clavadas y aburridas.

El faro delantero Full LED tiene una firma luminosa propia, que te indica que es distinta al resto. Las tomas de aire, el colín elevado, el escape bajo el motor… todo apunta a una inspiración deportiva seria, sin caer en el copia y pega. El color negro satinado con detalles en azul eléctrico, te recuerda a una moto del cyberpunk.
No solo es fachada. Han querido trabajar la aerodinámica y lo han hecho en el conocido túnel del viento, con alerones funcionales y una ergonomía pensada en no romperte la espalda yendo rápido. La Zontes ha dejado atrás a todos recordando que no quiere ser un aspirante. Quiere jugar en la liga de los grandes.
699 cc de mala leche
Aquí es donde muchos escépticos se empiezan a rascar la cabeza. Zontes no ha montado un monocilíndrico vitaminado ni un bicilíndrico simple. Han montado un bicilíndrico en línea de 699 cc con 100 CV y eso para una moto que pesa 200 kg es la dinamita que quieren.
No solo empuja como un condenado, lo hace con carácter. Tiene par desde abajo, una estirada rabiosa hasta el corte y un sonido que, sin ser el de una tetracilíndrica pura, pone los pelos de punta. La entrega es lineal, pero con garra. No es de esas motos que parecen eléctricas por como sube de vueltas, hay vibración, latido y alma.

En ciudad es dócil, pero con cambio corto y embrague rápido pueden ponerte nervioso. En carretera abierta, en esas curvas donde el alma se te queda pegada en el asfalto, se convierte en una bestia seria. Estira, frena y se agarra. No es una moto perfecta. Las vibraciones a alta velocidad existen y quizá el mapeado del acelerador podría pulirse más.
Una parte ciclo propia de Japón
No es una moto simple, tiene un buen chasis y suspensiones propias de una moto de su categoría. Monta un bastidor doble de viga de acero de alta resistencia, con una geometría que permite tanto aplomo como agilidad.
Las suspensiones no son las clásicas, ni Showa ni KYB, pero tiene un gran nivel. Delante monta una horquilla invertida regulable, con un comportamiento progresivo y firme. Detrás, el monoamortiguador hace bien su trabajo, aunque es posible que eches en falta un ajuste más fino.
Los frenos son de J.Juan, con un doble disco delantero con pinzas radiales y sistema ABS Bosch. Con un tacto impresionante, te permite modular, entrar tarde en curva y confiar en que la moto no se va a descomponer. Vamos, es una deportiva, seria, equilibrada y refinada.

Prejuicios al suelo y puño al mango
Es una de las motos más avanzadas tecnológicamente hablando. Con una pantalla TFT a color, control de tracción, quickshifter bidireccional, iluminación full LED y llave inteligente. A esto hay que sumarle un dashboard muy completo, con menús intuitivos y gráficos propios de una tablet.
Se trata de una moto que planta cara, que arriesga y rompe moldes. Lo hace con músculo, diseño propio, motor que empuja y una parte ciclo que es propia de una nipona. Claro que tiene defectos, vibra mucho a alta velocidad y en un circuito puro no estará a la altura de una R6.
La Zontes 703 RR es una moto que para el día a día y el disfrute está bien. Es una moto con estilo, seria, potente y resolutiva, que viene desde China para quedarse y marcar la nueva etapa en un mercado con ganas de crear.
Alejandro Delgado
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