La Ligntning LS-218 es la moto eléctrica más rápida del mundo. Y cuando se dice “la más rápida”, es que realmente lo es, casi tanto como una Kawasaki H2R y no, no estamos exagerando, pues la Lightnig LS-218 alcanza las 215 mph, 346 km/h. Es tecnológicamente muy avanzada y estéticamente muy particular, un detalle que, parece ser, se trata de una obligación cuando se habla de vehículos eléctricos, ya que entre los automóviles, los eléctricos también tienen diseños que, como poco, podemos tildar de “diferentes”.
Puede parecer que la cuestión estética es un tema secundario, pero todos sabemos que la imagen es uno de los principales argumentos cuando se trata, sobre todo, de vehículos deportivos. Una motocicleta deportiva, al igual que ocurre con los coches, debe entrar por los ojos. Si la moto deportiva no emociona con solo verla, ya falla en algo. La Lightning LS-218 está, por así decirlo, en el limbo, entre el diseño ya casi clásico de un vehículo eléctrico –se empeñan en hacerlos tan “especiales”, que a veces resultan feos– y el tradicional diseño de la motocicleta con motor de combustión. Nos levanta sensaciones encontradas, ¿a vosotros os gusta?
El caso es que, como se suele decir, para gustos los colores, pues lo interesante de esta moto está en su tecnología. Mientras el mundo del automóvil evoluciona casi a la carrera y pone en circulación coches realmente espectaculares, el mundo de la moto eléctrica va un poco más despacio, no se encuentra tan obligado a cambiar drásticamente de un día para otro y además, los usuarios no reclaman motos eléctricas con tanto ahínco como ocurre con los coches. Y eso, parece que incluso también cambia, porque las estrategias de los fabricantes se han paralizado y en algunos casos, retrasado.
La tecnología eléctrica no cuaja, o al menos no lo hace tan rápido como se esperaba. En los segmentos más altos del mercado, el de los vehículos más caros, es algo diferente, ahí la imagen que otorga tener lo último de lo último, es argumento suficiente para sumarse a las tendencias y claro, muchos tienen garaje propio donde cargar el coche. Sin embargo, la moto es más pasional y al motor eléctrico todavía le queda mucho recorrido por delante para borrar la huella del motor de combustión, si es que llega a hacerlo en algún momento.
Mientras tanto, empresas como Lightning Motorcycle presentan sus propuestas con las que demostrar sus capacidades y las de su producto, obviamente, y en el caso de la LS-218, no podemos negar que resultan, cuanto menos, interesante. ¿Una moto eléctrica capaz de rodar a casi 350 km/h? Solo la Kawasaki H2R, antes mencionada, puede flirtear con esa velocidad –en realidad la supera con holgura–, por lo general, la velocidad máxima de las deportivas más evolucionadas ronda los 300 km/h.
Lightning Motorcycle no son unos noveles, comenzaron con el desarrollo de motos eléctricas hace bastante, al mismo tiempo que se ponía en circulación el Tesla Roadster, y como aquel, su primera creación también se basó en un modelo ya disponible en el mercado: la Yamaha YZF-R1, la cual, recibió el nombre de Lightningn E11. También han batido varios récords en las salinas de Bonneville desde 2009 y en 2011, la Lightning LS-218 marcó una media de 215,96 millas/hora, casi 350 km/h. De hecho, llegó a marcar 218,6 millas/hora en unas de las pasadas –se hace dos pasadas y se calcula la media–, de ahí el “218” de su denominación. Son 351,80 km/h.
Uno de sus mayores logros fue superar a las motos con motor de combustión en la subida a las nubes, en el Pikes Peak, por más de 20 segundos. Como hito, seamos sinceros, no está nada mal.
Para conseguir todo eso, es obvio que necesita un poco poderoso y una ciclística a la altura. El motor eléctrico supera los 240 CV y los 295 Nm de par –es la única moto eléctrica con estas cifras de potencia y par–, al tiempo que el peso se queda en 224 kilos, nada mal para una motocicleta que carga con un pesado paquete de baterías. Lógicamente, no se ha conseguido a base de magia, sino de fibra de carbono y aluminio.
Hay varios paquetes de batería para escoger, la de serie solo ofrece 15 kWh de capacidad, pero se puede optar por una de 20 kWh y por otra de 24 kWh. La autonomía no supera nunca los 290 kilómetros y se pueden cargar con potencias de 3,3 kW con puerto CCS o bien, como una opción muy cara –2.000 dólares–, se puede incorporar un cargador que admite 6,6 kW. También se ofrece como opción diferentes adaptadores, con los que poder cargar en todos los puntos de carga que no encontramos, incluidos los cargadores de Tesla.
Aunque las comparaciones son odiosas, o eso dicen –a veces, sobre todo cuando hablamos de motos, pueden ser muy interesantes–, es imposible pasar sin comparar datos entre la Lightning LS-218 y la Kawasaki H2R. Ambas son, por así decirlo, la máxima representación de la motocicleta deportiva en sus respectivos segmentos y, por tanto, también se podría decir que son rivales.
Las diferencias son notables, obviamente, pero nos vamos a centrar en cifras. Si empezamos por la potencia, la H2R gana por goleada: 326 frente a 244 CV, pero pierde por una diferencia notable en cuantos a par: 165 frente a 295 Nm para la H2R y la LS-218 respectivamente. La guerra del peso, un dato vital cuando se trata de motos deportivas, vuelve a inclinar la balanza a favor de la japonesa, aunque por poco: 215 frente a 224 kilos; es todo un logro que la LS-218 se quede tan cerca de la H2R. Y si pasamos al tema de cifras de prestaciones, solo dos datos demuestran al nivel que están ambas motos. El 0 a 60 mph –0 a 96 km/h– se completa en dos segundos por parte de la eléctrica, y en 2,93 segundos por parte de la sobrealimentada. La velocidad, pues 351 km/h para la Lightning LS-218 y 400 km/h para la Kawasaki H2R.
No obstante, y ya como curiosidad, hay otros factores a comparar. Por ejemplo, la Kawasaki ronda los 57.000 euros y no es legal para circular por vías públicas, pero la LS-218 cuesta poco más de 34.000 euros sin impuestos y sí es legal para circular por carretera abierta.
Así, pues, ¿te comprarías una Lightning LS-218 si tuvieras el dinero?
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS