Benelli-MOC R900 Bol d’Or, Benelli 6 Motobecane, Benelli 900 Sei Racing Bike… A esta moto se la conoce de muchas formas y todas son válidas, pues se trata de un desarrollo bastante particular donde participaron Benelli, Motobecane y Renault, aparecido en la década de los 70 con soluciones muy llamativas.
Las carreras siempre han sido la excusa perfecta para experimentar. De hecho, sin la posibilidad de experimentar y desarrollar nuevas soluciones, muchos fabricantes no se interesarían en la competición; es una enorme inversión de dinero, que sin algún tipo de beneficio, no se afrontaría. Es cierto que hay apasionados que lo invierten todo, aun sabiendo que nunca lograrán nada, pero la competición, sin esa rara de experimentación, seguramente no existiría.
De todas formas, la Benelli-MOC R900 Bol d’Or tiene un poco de ambas historias, tienen experimentación, pero también tiene pasión. Incluso tiene un fuerte lazo con el simple marketing. A mediados de los años setenta, la industria de la motocicleta comenzó a tener un pequeño resurgimiento tras la llegada de los japoneses, que arrasaron sin piedad. En Francia, las marcas de motos lograron aumentar un poco su popularidad y en 1975, Renault compró una participación en Motobecane, lo que derivó en la construcción de una motocicleta de competición en 1977.
Poco después, Renault se convirtió en el importador de Benelli y Moto Guzzi en Francia y para celebrar la ocasión, inscribió en las 24 horas de Bol d’Or una Benelli de seis cilindros, que había sido ampliamente modificada, un proyecto que se había encargado a Philippe Moc, quien había batido varios récords con sidecar. Es aquí, como cabe esperar, donde empieza nuestra historia.

Moc se encontró con una serie de problemas importantes. Primero, el motor de seis cilindros era enorme, no entraba en un chasis de carreras, así que hubo que diseñar uno específicamente. Fue un desarrollo bastante innovador, de hecho, la Honda Elf –como se la conoce– se inspiró en esta moto para su creación. Era un entramado de tubos, que usaba el motor colgado como parte portante y alargaba la moto notablemente, sobre todo por delante, pues había que esquivar el conjunto de tubos que formaba el escale. Un conjunto,todo sea dicho, espectacular por lo complejo y grande que se ve –tubos de 1,5 metros, por cierto–.
Ese alargamiento provocó que la moto tuviera una imagen bastante particular y que el piloto, sentado encima de la rueda trasera, se viera obligado a estirar los brazos como si fuera Superman en pleno vuelo, para alcanzar el manillar. Eso sin contar con el diseño del carenado, que era tan peculiar como toda la moto –incluso montaba llantas lenticulares–.
Todo el trabajo se centró en el chasis y en la carrocería, y salvo los escapes, el motor se dejó “de fábrica”. Es decir, hablamos de un seis cilindros de 890 centímetros cúbicos refrigerado por aire con 85 CV a 9.500 revoluciones, con caja de cambios de cinco relaciones, seis carburadores Dell’ORto y culatas de dos válvulas por cilindro.
El éxito no llegó. Se presentaron dos motos. Una no logró superar la quinta hora de carrera y la otra, solo recorrió 860 kilómetros en 24 Horas. Nunca más se volvieron a ver en pista a ninguna de las Benelli-MOC R900 Bol d’Or.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS