La Bimota YB7 es una moto que podía llevar a engaño, sobre todo si la mirabas de lejos y te dejabas llevar por su denominación. El número 7 de su nombre nada tiene que ver con el tamaño de su motor, y el tamaño general de la moto, tampoco. La Bimota YB7 es uno de los modelos más raros de la firma italiana, básicamente, porque solo se vendió en Japón y tenía un motor de 400 centímetros cúbicos…
Todos, o casi todos, hemos oído hablar de aquellas motos “de 400” que se vendían en el País del Sol naciente, para cumplir con una normativa que era muy restrictiva. Se generó una interesantísima oferta de motos con motores de 400 centímetros cúbicos, máquinas de órdago con tecnología propia de Superbikes y prestaciones más que respetables, que hoy día sería toda una provocación en el segmento del A2, siempre y cuando se limitaran las cifras de potencia; aquellas 400 centímetros cúbicos podían superar los 60 CV, sobre todo las superdeportivas.
Para poder aprovechar ese tirón comercial del segmento, Bimota desarrolló un modelo específico para el mercado nipón. No fue por gusto, ni tampoco fue en busca de grandes ventas, en realidad, Bimota buscaba hacer un guiño a los usuarios de Japón, ya que, allá por los años 80, más del 50% de la producción anual de la marca iba a parar a las calles de japonesas. Lo más curioso es que no fue idea de Bimota, sino de Carrozeria, una subsidiaria de Yamaha, quien solicitó a fábrica una moto adaptada a la normativa de los 400 centímetros cúbicos.

En Bimota no se complicaron demasiado y optaron por el camino sencillo. Tomaron la Bimota YB6, redujeron su tamaño y le montaron el motor de la Yamaha FZR400. De golpe, se había creado la deportiva con motor de 400 centímetros cúbicos más cara y exclusiva del mercado japonés. Es más, Carrozeria tenía la exclusividad para vender la Bimota YB7 hasta que Japón no aceptara más unidades –hasta que no hubiera más ventas, se entiende–, mientras que, después de eso, la marca podía hacer lo que quisiera con las unidades que sobraran. La producción se había estimado en 500 unidades.
Aunque a una escala más pequeña, todo era 100% Bimota: chasis doble viga de aluminio –una copia, pero más pequeña, del chasis de la YB6–, suspensiones y frenos de calidad –Marzocchi, Öhlins, Brembo… –. El motor colgaba del chasis, un cuatro cilindros de 399 centímetros cúbicos, carburadores Mikuni, encendido digital y culata multiválvulas. El motor era “de origen”, no se cambiaba nada salvo la carburación, lo que permitió aumentar la potencia hasta los 68 CV a 13.000 revoluciones.
La revista Motociclismo pudo probar la moto y lo publicó en el número 1.090 de 1989. La definieron como la moto más versatil que había salido de la fábrica de Rimini, con una manejabilidad excelente y una enorme facilidad de conducción, pero capaz de ganar carreras, de serie, en la F-3 japonesa. Sirva de ejemplo que la velocidad máxima anunciada por la marca era de 219 km/h.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS