A comienzos de los 90 apareció una moto de la que parece haberse olvidado todo el mundo: la BMW R-100 R Roadster, un modelo que muchos aficionados usan para convertir en cafe racer y que llegó en plena moda por las naked en la década de los 90. Presumía, como buena BMW, de motor boxer y de un estilo clásico que bien podría ser todo un éxito en pleno Siglo XXI con tanta naked retro en el mercado.
BMW Motorrad siempre ha destacado por ofrecer motocicletas muy particulares, como aquella BMW K1 que tanta polémica creó, o como las BMW K 1200 RS, una pseudo deportiva de tamaño respetable y volúmenes llamativos, como la zona del depósito y el frontal. La R-100 R Roadster no era tan peculiar, pero sí mantenía la esencia de la marca en las formas del depósito o del asiento, así como en la presencia del Paralever trasero, el famoso sistema de transmisión-suspensión trasera de la marca.
Puesta en la calle, la BMW R-100 R Roadster costaba 1.058.600 pesetas, qué pasado a euros a penas supera los 6.000, pero claro, sin sumar inflación, lo que dispararía ese precio hasta unos 14.530 euros. Sigue sin ser una moto demasiado cara, pero no es una gana. De todas formas, ¿cuándo ha sido una gana comprar una BMW?
BMW Motorrad siempre ha tenido una motocicleta de estilo clásico y talante “percherón” en su catálogo
La Roadster de BMW Motorrad era una moto relativamente sencilla, lo que permitía, en parte, ese precio antes mencionado, sin tener que dejar de lado la tradicional calidad de fabricación de la marca alemana. La horquilla era de tipo convencional, aunque firmada por Showa y con cartucho interior. Los frenos tenían discos delanteros con sencillas pinzas de dos pistones, asistidos por un tambor trasero, pero eso sí, los delanteros firmados por Brembo.
El chasis era de tipo tubular de acero y daba soporte al característico boxer de dos cilindros bárbaro, que para la ocasión tenía 980 centímetros cúbicos de desplazamiento y carrera corta –94 milímetros de diámetro de pistón, con 70,6 milímetros de carrera–. La alimentación corría a cargo de dos carburadores de 40 milímetros y montaba un encendido electrónico con avance variable. La cifra de potencia no era nada del otro mundo: 60 CV, pero cuadraban perfectamente con el talante de la motocicleta y además, no era muy pesada, anunciando 199 kilos. Podía alcanzar los 181 km/h, pero llegar a esa velocidad en una moto sin carenado es recibir una enorme palia del aire…
Mariano Urdín pudo probarla en 1992 y dijo que era una moto muy rutera, ideal para pasear y hacer turismo, aunque aceptaba bastante bien una cuantas curvas. También se destacó que el pasajero, como en casi todas las BMW, contaba con un amplio y confortable asiento y unos robustos asideros donde sujetarse.
De hecho, el propio Urdín afirma que pudo alcanzar los 181 km/h totalmente echado sobre el depósito y buscando cobertura en la instrumentación.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS